Es bien sabido que muchos jugadores tildan de aburridos o mediocres a los juegos con cierta carencia de escenas jugables. Si estos títulos además incorporan algún compendio de poemas, sátiras, si traen consigo un hilo argumental que induzca pensamientos profundos o emociones, además, se los suele tachar de intelectuales.
Algunos ven en esta extraña mezcla un producto sólo aptos para una élite intelectual, los únicos capaces de apreciarlos. Para otro grupo, aún más extenso, se trata de experiencias audiovisuales más o menos entretenidas pero no de juegos, y rara vez aprecian su lado interactivo.
Lo que sí es una realidad imborrable, y común a todos, es el mar de quejas lanzadas por los padres ante la campaña navideña desde principios de mes. Los padres están atemorizados ante las posibles implicaciones tras las fechas de los tradicionales regalos. Dichas quejas han sido recogidas en una demanda colectiva auspiciada por la Organización de Consumidores (OCU), desde la cual, los padres reivindican un mayor control de este tipo de juegos.
Tal como recoge El País en un extenso reportaje en su suplemento dominical, la revista El País Semanal, los jugadores habituales también parecen hastiados con el problema. Uno de los estremecedores testimonios nos lleva ante Manolo, un joven de apenas 22 años que fue a comprar un regalo para un amigo en la popular tienda digital Steam:
Abrí el Steam, como cualquier día, para repasar las ofertas. Lo reconozco, suelo comprar compulsivamente y a diario. Aquel día tenía que hacer un regalo y me acerqué a la zona de independientes. Utilicé mi método habitual: lancé un dado y compré el juego en el listado de ofertas cuyo número había aparecido en el dado. Mi amigo me llamó media hora después: a pesar de su nombre, el juego no tenía tiros, ni voces, ni tías desnudas. Me habían timado. Sólo tenía una horrenda voz en off. ¡Incluso era en blanco y negro!
Estos y otros sobrecogedores relatos han obligado a la Pan European Game Information (PEGI para los amigos, Pegi para los muy amigos) a identificar este tipo de productos para evitar males mayores. A partir de ahora, sean juegos independientes, digitales o grandes superproducciones en caja, todos deberán llevar un distintivo especial similar a otros que ya existen dentro de este sistema de calificación por edades. Estos logotipos, que identifican videojuegos con contenido explícito de violencia, sexo, discriminación, drogas, miedo, lenguaje soez, ludopatía, o juego en línea, ahora también indicarán que incluyen lo que han tenido a bien denominar como “discurso intelectual”.
La campaña navideña está perdida a nivel físico, pero se asume que en los próximos días este distintivo será visible en la mayoría de tiendas virtuales residentes en la Unión Europea.