Hace aproximadamente 25 años, un 29 de octubre de 1988, la compañía nipona Sega lanzó al mercado japonés la videoconsola Mega Drive (más tarde Genesis en EE.UU.). Posiblemente la máquina doméstica más potente de la época. El aparato llegó en un momento delicado, cuando el mercado doméstico parecía dominado por la omnipresente Nintendo Entertainment System y el resto de consolas y micrordenadores se repartían el pastel. Sega había tenido un lento avance con su Master System pero continuaba siendo realmente fuerte en los salones recreativos así que prepararon una reentrada fuerte en el mercado.
Mega drive contaba con un procesador de 16 Bits Motorola 68000, varios coprocesadores para el control del sonido y retrocompatibilidad con Master System, y 64KB de RAM de vídeo con los que podía mostrar hasta 64 colores de una paleta de 512. Recapitulando aún más sobre sus datos en crudo, hay que destacar cómo el equipo llegó a vender más de 37 millones de unidades, y con su título Sonic the Hedgehog superó los seis millones de unidades. Incluso vio su vida extendida artificialmente a través de diversos periféricos que la dotaban de más opciones y mejores prestaciones generales, como una unidad de CD-ROM (Mega CD) o un coprocesador principal (Sega 32X).
Desde VideoShock hemos querido rendirle un pequeño homenaje a través de las obras que mejor calaron en el público con un listado de los “Mejores 25 juegos exclusivos de Mega Drive“, muchos de ellos de la propia Sega, junto a una breve justificación de por qué fueron imprescindibles en su época…
Pablo Algaba
Ecco The Dolphin (Novotrade – 1992)
Los juegos de la serie Ecco the Dolphin son el único ejemplo que conozco dentro del ocio digital que se atreve a utilizar esa extraña e hipnótica imagen de los cetáceos espaciales. Idea muy propia de los setenta, muy propia de póster de dormitorio, que representaba a ballenas, orcas o delfines viajando a través de las estrellas como entidades cósmicas primigenias, guardianas de secretos antiquísimos y portadoras de “La Gran Respuesta”.
No me resulta extraño entender que Phil Fish lo cite como uno de sus juegos favoritos y una fuerte inspiración durante el desarrollo de Fez: su sentido del misterio, su forma de entender lo interactivo como una experiencia esencialmente de exploración y descubrimiento y la mitología propia que consigue construir con cuatro pinceladas riman a la perfección con las aventuras de Gomez. Es posible que ciertas mecánicas jugables hayan quedado desfasadas o que la usabilidad esté lejos de los estándares actuales, pero el juego de Novotrade se mantiene como un trabajo tan fascinantemente marciano que sería un pecado no recordarlo en cualquier conversación sobre el software de Mega Drive.
Pulseman (Game Freak, Inc – 1994)
No será de mi boca de la que se oigan salir palabras feas hacia Pokémon, pero si es verdad que en ocasiones es posible tener la sensación de que lo que ganamos en peleas de monstruos lo perdemos en juegos más directos e inmediatos, vertiente lúdica donde Game Freak, Inc. ha demostrado poseer también un enorme talento e imaginación. Lo hicieron en 2005 en Game Boy Advance con Drill Dozer y muchos años antes con este Pulseman para Mega Drive, un nuevo giro sobre ese personaje tan japonés del niño robot que, en esta ocasión, poseía la habilidad de generar y controlar electricidad. En el muy trillado panorama de los plataformas de acción 16-bits, Pulseman conseguía (y consigue) sorprender con sus imaginativas mecánicas jugables y su excelente apartado visual. Igual no lo parece, pero no es poca cosa.
Bruno Sol (Némesis)
Castle of Illusion: Starring Mickey Mouse (Sega of America – 1998)
Cuando el principal responsable del Epic Mickey de Nintendo 3DS visitó España, me confesó que era capaz de tararear todas las melodías de este cartucho. No me extrañó lo más mínimo, porque a muchos nos sucede lo mismo. Unos gráficos encantadores, una mecánica impecable y una BSO inolvidable hicieron de Castle Of Illusion un clásico instantáneo. Y hablamos de una época en la que Sonic aún era un colgante en el retrovisor de Rad Mobile.
Comix Zone (Sega Technical Institute – 1995)
Quizás llegó un poco tarde a la fiesta pero su presencia no pasó desapercibida para nadie. La odisea de aquel dibujante de cómics, transportado mágicamente al interior de sus propias viñetas, dio pie a un beat’ em-up distinto a todos, con una mecánica tan rotunda como desafiante (es posiblemente el cartucho más difícil de Mega Drive, con permiso de Fantasia y Fatal Rewind). Y qué coces, soltaba el tío.
Castlevania: The New Generation / Bloodlines (Konami – 1994)
Quizás fuera la vena chovinista al ver a un segoviano protagonizar un Castlevania (junto al hijo de Quincy Morris, nada menos), o quizás fue debido a que atesoraba algunas de las mejores melodías de la historia de la franquicia. Lo cierto es que, aunque no aguante las comparaciones con su majestad Castlevania IV, The New Generation era, y sigue siendo, una obra maestra, capaz de sacar petróleo del hardware de Sega.
John Madden Football (Electronic Arts – 1990)
A lo caballo de troya, este simulador de fútbol americano fue el principal responsable de introducir la Mega Drive / Genesis en los hogares americanos, hasta entonces coto privado de la NES. Los yankees se volvieron majaretas con él, y muchos españoles también. Gracias a él aprendimos, de la manera más divertida e intuitiva, las complicadas reglas de un deporte que sólo conocíamos por las películas. 23 años después, sigue siendo apasionante.
Jaime Parada Vila
Sonic: The Hedgehog (Sega – 1991)
Después del intento fallido de convertir a Alex Kidd en la mascota rival del todopoderoso Mario, SEGA cambió de táctica con el paso de generación y se sacó de la manga a un erizo azul de velocidad endiablada. Sonic era todo lo que no era Mario: dinámico, moderno, rápido, fuerte, agresivo y estaba enfocado a un público juvenil, intentando dejar al fontanero como un personaje de juego para niños pequeños. A toro pasado podemos afirmar que no consiguió destronar a Mario pero durante la época dorada de los 16 bits generó un grupo de jugadores irreconciliables con los seguidores de la gran N y, de paso, logró dejarnos uno de los mejores videojuegos de plataformas de la historia.
Ristar ( Sonic Team – 1995)
Hay vida más allá de Sonic. Eso debieron pensar los responsables de Sonic Team cuando se sacaron este gran juego de la manga en pleno ocaso de la consola. Evidentemente, las influencias de las entregas del personaje más conocido de SEGA son claras, pero liberarse de tan carismático protagonista permitió a sus desarrolladores explorar mecánicas impensables si tuviesen que engordar la saga de Sonic. Ristar es un videojuego que roza la perfección en su ejecución y una despedida magnífica de lo que fue la Mega Drive. Y precisamente por ser tan tardío, tuvo menos reconocimiento del que se mereció.
Streets of Rage 2 (Sega – 1993)
Para mi es el mejor beat’ em up de la Mega Drive, así de claro, sin tapujos. Y tampoco lo dejo mal posicionado entre los más grandes de la historia en general. Streets of Rage 2 es toda una clase magistral de cómo debe tratarse un título del género para dispositivos domésticos: Tiene una mecánica extraordinaria, unos personajes carismáticos, un ajuste perfecto entre la dificultad y la duración; todo ello, sazonado con una banda sonora que resulta ser la obra cumbre de Yuzo Koshiro. Cogió lo mejor de su predecesor y lo mejoró sin excesos, que sería el handicap de la tercera entrega. El título más indispensable de los juegos de acción de la 16 bits de SEGA.
Greendog: The Beached Surfer Dude (Sega – 1993)
Un surfista queda atrapado por el poder de un colgante dorado azteca del que no podrá deshacerse hasta que encuentre una tabla de surf milenaria. Tras esta premisa tan estúpida tenemos uno de los mejores plataformas que vio Mega Drive y con un gran logro, estar ajeno a la sombra alargada del erizo azul. Greendog es un plataformas diferente, con un diseño muy original, un personaje con un gran carisma sin necesidad de desarrollar en exceso la historia y una jugabilidad en la que nos encontramos un excelente homenaje a juegos del tipo Pitfall! Pero lo mejor es el valor añadido que tenía el juego en sí respecto a otros ejemplos de la época, Greendog no se parecía a ningún otro, o te gustaba o lo odiabas, pero no podía caer en la comparación con ningún juego rival.
Julian Escrich Fajardo
Sonic: The Hedgehog 2 (Sega – 1993)
Continuar un juego de éxito es complicado. Si además es la secuela de un personaje que has publicitado como tu mascota más, pero debo reconocer que todos los temores se desvanecieron cuando introduje este cartucho en la Mega Drive. Cuando mis amigos y yo jugábamos a “vida o pantalla” teníamos un modo cooperativo para no aburrirnos si el que controlaba al erizo era un máquina, un modo batalla con el que jugarnos la honra, y todo esto sin perder un ápice de la velocidad característica de Sonic ni el excepcional diseño de niveles. ¡Demonios! ¡Si hasta el bonus era un nivel apasionante!
Soleil / Crusader of Centy (Nextech Entertainment – 1994)
Los Action RPG tienen un gran referente en 16 bits: El maravilloso The Lengend of Zelda: A Link to the Past de Super Nintendo, pero en ocasiones, el grueso de jugadores obvia esta joya de Mega Drive. En ella se siguen los cánones marcados por Link y se aumentan al asignar las habilidades a los animales que te acompañan, dotando al juego de un componente estratégico para superar sus distintas zonas que no eran precisamente un paseo. Si añadimos además unos acertijos bastante desafiantes obtenemos un juego sobresaliente que merece ser recordado como el mejor ARPG de Mega Drive.
Antonio López Abad
Shining Force 2: Ancient Sealing (Sonic! Software Planning – 1993)
La primera vez que jugué a Shining Force 2 no sabía que estaba a punto de vivir una de las más épicas aventuras de mi vida. Mi primer RPG estratégico resultó una genial mezcla de mundo inmenso a explorar, deliciosos diseños y combates que estaban más cerca del ajedrez que de las simples batallas numéricas que componían los RPG a los que había jugado hasta ese momento. Aun recuerdo la de horas que pasaba planeando en mi cabeza cómo desarrollar a los personajes para plantear las batallas y seguir con un mundo que me tenía enganchado. Más tarde supe que aquel juego había sido una apuesta a vida o muerte para su desarrolladora y por fin comprendí de dónde venía ese carisma especial que impregnaba todo el cartucho. Un juego de los que te llegan al corazón.
Fifa Soccer 95 (Electronic Arts – 1994)
El reconocimiento de EA a la Mega Drive fue hacer de ella el único sistema que ha tenido una entrega de la saga FIFA en exclusiva. FIFA 95 fue el que marcó el camino de los juegos de fútbol tal cual los entendemos hoy, con los primeros y tímidos pasos en el largo viaje del arcade hacia la simulación (control refinado, ligas nacionales y publicidad en el campo) pero sin perder el toque arcade que lo hacía accesible para cualquier no aficionado al fútbol. Un juego que sigue siendo tan divertido hoy en día como lo era hace veinte años y, tal vez, el mejor que vieron los 16 bits.
Ramón Nafria Nagore
ThunderForce IV (Technosoft – 1992)
Servidor opina que si viniera un ser del espacio exterior, o incluso del pasado, y nos pidiera ayuda para entender qué es un Matamarcianos deberíamos enseñarle este título como muestra de todo lo que debe tener un juego de este género para molar. Graficos tremendos, buen diseño de niveles, velocidad, explosiones, música cañera, armas de todo tipo forma y color demuestran que tras el maravilloso ThunderForce III los señores de Technosoft aún podían rizar aún más el rizo en su búsqueda de la perfección.
Shinobi III: Return of the Ninja Master (Sega – 1993)
No es tan conocido como otras entregas, pero Shinobi III representa un magnífico punto intermedio entre las versiones arcade de las aventuras de Joe Mushashi y sus contrapartidas portátiles, a las que se añade la espectacularidad que puede darle la 16 bits de SEGA. Hasta la llegada de Shinobi 3DS es el último juego bueno del, para muchos, ninja más conocido de la historia de los videojuegos.
Monster World IV (Westone – 1994)
Realmente es parte de la saga Wonderboy, pero algún día os contaremos que pasa con sus derechos y sus nombres. El último juego de la saga, y el único donde manejamos a un personaje femenino, Asha, a la que hemos tenido que esperar hasta el año pasado para poder entender, de manera oficial, en sus textos. Un juego que mezcla plataformas y aventura de una manera deliciosa, y que representa uno de los momentos más encantadores de esta consola… y de la obra de SEGA en general.
Phantasy Star IV (Sega – 1995)
Otra saga que, de alguna manera, murió con la MegaDrive, quedándose convertida en el padre de los juegos de rol online para consola. Pero antes SEGA parió un magnífico juego de rol con una jugabilidad muy directa y un apartado técnico de escándalo que además bebía directamente de su primera entrega para crear una historia que llega al corazón, capaz de llevarnos a la sonrisa o el llanto en momentos sorprendentes.
Probotector / Contra: Hard Corps (Konami – 1994)
No se si en Konami andaban picados con los miembros de Treasure tras su marcha, pero me resulta cuanto menos curioso que hasta la aparición de Gunstar Héroes los señores de Konami no hubiesen forzado, ni de lejos, las posibilidades de la Mega Drive como hicieron en este Hard Corps, nombre que posteriormente se empleó para continuar la saga Contra sin hacerlo en Xbox 360 y Playstation 3. Un juego de disparos tremendísimo, de acción muy rápida, con todo tipo de efectos especiales, y una curva de dificultad bien medida. Una joya a la que no se le ha prestado la atención necesaria.
Gunstar Heroes (Treasure – 1993)
Sin ser el primer juego de Treasure, es el que hizo que los pusiéramos realmente en el mapa, sabiendo que si ellos estaban en los créditos nada podía ir mal. Un juego de acción impresionante, con efectos que parecen de una consola más avanzada, un diseño de niveles excepcional, unas ideas a la hora de representar armas o en el control que deberían enseñarse en las escuelas especializadas, y además… carisma. Es sorprendente que Treasure no creciese más con la capacidad de hacer obras como ésta.
ToeJam & Earl (Johnson Voorsanger Productions – 1991)
No he metido este juego aquí por su calidad sino por lo sorprendente que resulta su propuesta. Si hablásemos ahora de este juego sin duda alguna sería un título independiente o una obra de descarga digital. Pero no, SEGA apostó por esta historia de dos extraterrestres raperos que tienen que encontrar las piezas de su nave en la Tierra para poder volver a Funkotron. Una cosa muy loca, con parodias de la tierra, slang californiano, música jazz-funk, y todo ello en un juego que recuerda a Rogue pero con gráficos graciosos.
Eternal Champions (Sega – 1993)
En los 16 bits los juegos de lucha era el género de moda en el multijugador 1 contra 1, y además el género favorito para poder enseñar gráficos grandotes y mostrar músculo. Por ello, SEGA, tras ver el éxito de Street Fighter, decide hacer un listado de “que le pediría a los Reyes y metería en un juego de lucha”, y tras mezclarlo, apareció Eternal Champions. Una barbaridad que se maneja con seis botones, con nueve personajes que, a pesar de ser más o menos arquetítpicos (por ejemplo la ninja, el mago o la bestia) son cada uno de su padre y de su madre, y además fatalities, interacción con el escenario, y gráficos enormes. Pero, a pesar de tener una especie de secuela en Mega Drive, nunca se le supo sacar más resultado a su escaso carisma.
David Jaumandreu
Aladdin (Virgin / Disney – 1993)
Aladdin fue el título que todo fan de Sega usó para restregar por la cara los fans rivales de Nintendo. Y no era para menos. Fruto de una colaboración de Virgin con el mismo estudio de animación de Disney, Este plataformas sobre la película de Aladdin fue probablemente lo más cercano a dibujos animados que se había visto hasta el momento en una videoconsola, contando con unas animaciones tan fluidas que en algunos casos parecían sacadas de la propia película. El tremendo apartado gráfico fue suficiente para hacer de éste el cartucho más vendido de Mega Drive, adornado un plataformas muy correcto, aunque algo repetitivo, que suponía un buen reto a los jugadores por su dificultad.
Golden Axe 2 (Sega – 1991)
En Golden Axe 2 se mejoró considerablemente la jugabilidad del original, agilizando los controles, añadiendo un movimiento de escape, dejando elegir la intensidad de las magias y haciendo de las bestias un complemento útil. Sin embargo, el hecho de que el resto del juego se mantuviera prácticamente idéntico al original en términos de escenarios, personajes, enemigos y gráficos en general, junto a la ausencia de una contrapartida en recreativa, llevó a esta secuela a pasar a ampliamente desapercibida entre el público de Mega Drive. Y es que, aún siendo claramente mejor juego que el original, y eso es mucho decir y una razón para que sea recordado, un hit de esas dimensiones merecía una secuela mucho más elaborada.
Dragon Ball Z: Buyū Restsuden (Bandai – 1994)
Buyū Restsuden fue un gran ejemplo de cómo contentar a fans previamente ignorados a través de contenido exclusivo: asumiendo que era difícil competir en gráficos, sonido y controles con las entregas de SNES, Bandai optó por centrarse en personajes inéditos, historias alternativas y una mecánica mucho más rápida para ganarse su público. De esta manera, seguir las andanzas de Krilin o cambiarse de cuerpo con Ginyu era un placer tan sólo al abasto de los fans de Sega que, tras una larga ausencia de títulos basados en el anime más popular del momento, tuvieron finalmente su Dragon Ball Z. Una entrada en el catálogo de Mega Drive tan imprescindible (para aquel momento) como discreta (muy en la línea de la saga).
Estamos seguros de que en nuestra lista nos habremos dejado por el camino algunos de los títulos que os hayan marcado y consideréis imprescindibles, pero para eso están los comentarios. Esperamos que os haya gustado rememorar su historia a través de sus juegos y que nos contéis cuales fueron vuestros imprescindibles, exclusivos o no.
Muy buena selección. Los he jugado a todos :). Os ha faltado, sin embargo, joyas como el Legend of Oasis (Story of Thor). Imperdonable 🙂
AY que ilusion que comentes :D. Pues que sepas que cuando hicimos el listado estaba Story of Thor, pero luego nadie se quiso hacer responsable de rellenar su parte… asi que hubo que substituirlo por otro igual o mejor, como Gunstar Heroes. Por ejemplo.
Yo además me quedé con ganas de que entrara el Evander Holyfield’s Real Deal Boxing
Dinamite Headdy, Light Crusader, Ghouls’n Ghosts, …
De todas formas, creo que habría que hacer una web donde gente QUE NO haya jugado antes a los juegos, juegue ahora y les ponga nota. Es muy difícil apartar la nostalgia a la hora de elegir… y si un juego te gustó entonces, te sigue gustando ahora en la mayoría de los casos.
Está muy bien. Felicidades a la Mega Drive 😀
Pero me falta Sonic 3 & Knuckles, que para mí es el mejor juego de todos los tiempos. Y parece ya insuperable.
Xanday, servidor, que ha aportado a la mayoría de los juegos, no tuvo una megadrive hasta… 2003. La mayoría de los juegos los jugué o pasé en los 2000. Y… Ghouls´n Ghost es un port de arcade 😀
Jo, si es de maquina ya no es exclusivo? XD
Bueno, pero tú Nae eres… especial XD debería poder votar mucha gente y ver qué pasa ^__^.
El Sparkster de Mega, aunque en SNES tb había, es bastante distinto… ¿vale de exclusivo? ^^
Hola, yo sólo pasaba para ver si estaba el Shining Force II. Todo correcto 😛
Bueno, el Rocket Knight Adventures tampoco hubiese desentonado en la lista y es exclusivo de Mega Drive, a diferencia de su secuela.
Rocket Knight Adventures, como Story of Thor y Dynamite Headdy (yo pensé en Light Crusader, pero ni lo he jugado xD) son juegos que sonaron para la lista, pero nadie se hizo responsable de ellos. Asi que si, son imprescindibles, pero los hemos considerado menos 🙂
falto el mortal kombat ultimate,rock and roll racing ,
Estoy muy de acuerdo con esta lista. Sin duda, de los grandes iconos que representaron a la más grande de Sega y que nos marcaron una época jueguil inigualable. Añadiría dos más a la lista:
-Landstalker, un RPG fantástico que me marcó mucho y todavía hoy lo sigo adorando.
-Warsong, un juego de Rol y batallitas por turnos que a primera vista podía parecer una patata, pero que es sorprendentemente adictivo y con una narrativa muy épica para la época.
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