Es frecuente que la aparición de un nuevo medio se entienda como una nueva forma de recrear lo ya existente. El cine, en sus inicios, elaboró el espacio fílmico a imagen del teatral y, aún ahora, persisten trazas que dejan claro con un simple vistazo que todavía podemos considerarlo “muy teatral“. Y aún con esta idea en mente me sorprende que apareciera un juego como Puzzle Agent con el PC como objetivo principal, ya que es una nueva transposición al medio digital de los pasatiempos. Otra propuesta de puzles, diferente de los títulos del Profesor Layton.
Por suerte, Puzzle Agent es uno de esos juegos que apartan su lado educativo para no convertirse en un título de Pipo. Esta aventura se centra en el entretenimiento en base a los puzles y en ofrecer una historia de misterio, de forma que no reduce su público y sus posibilidades forzando un mensaje. Aunque teniendo en cuenta que Puzzle Agent 2 no es más que la continuación de la historia (al estilo Kill Bill, una extensión directa y necesaria) se hace complicado no valorarlo como un todo. La historia, presentada con cierto gancho, muestra al agente Nelson Tethers, un miembro de la división de puzles de la CIA, al que se le asigna una misión aparentemente sencilla.
En el título, con el estilo característico de los cómics Grickle de Graham Annable, se presenta a los personajes como trazos de lápices de mina blanda sobre el papel. Y es este peculiar estilo, junto con expresiones de personajes, gritos y otras locuras, el que dota de cierto encanto al pasatiempo. Pero lamentablemente ambos, universo y estética, se desmontan al poco de jugar. Los sorprendentes trazos de los personajes se vuelven muy borrosos en los planos cercanos y la mezcla de modelados 3D y ambientes 2D no está todo lo bien trabajada que sería deseable.
La historia, que pretende tener algunos toques Lynchianos, no consigue hilvanar todos los misterios y personajes que se plantean de un modo suficientemente coherente como para la importancia que se le da. Su segunda parte, de hecho, tiene por guion una vuelta a los sucesos y lugares ya vistos, y disponía de la oportunidad para reordenar la historia o rellenar los numerosos agujeros argumentales. Sin embargo, en lugar de subsanar errores, la continuación presenta la historia de un modo tan complicado y repleto de subramas que casi roza el absurdo. Una complejidad que contrasta demasiado con sus puzles, los cuales por lo general resultan sencillos. Los enigmas planteados no se resuelven, y no adquieren un valor más trascendental o psicológico. Por su planteamiento e integración no consiguen tampoco mantener una línea coherente, ya sea por una dificultad bastante variable o por su planteamiento, también por momentos en los que se supondrán pistas como dadas o que sencillamente estarán ahí por estar. En general, acaban siendo más un problema para el propio juego que otra cosa. Y tampoco ayuda que durante su escasa duración se repitan algunos esquemas en los retos.
Con el tipo de puzles que gasta Puzzle Agent parece una compra más apropiada para tabletas, tal vez como sustitutivo de la clásica página de pasatiempos del periódico que uno rellena en el viaje de metro hacia el trabajo. Y, sin duda, su mayor atractivo son los puzles de ese libro de pasatiempos ficticio, por encima de todos los demás aspectos, aunque desafortunadamente no consiga brillar en ninguno.
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