Tradicionalmente, se ha hecho una separación entre el tipo de videojuegos que se enfocan hacia el mercado de las videoconsolas y los que están dirigidos a los ordenadores personales. Esta diferencia estaba mucho más acentuada en las décadas de los 80 y 90. El ordenador personal se consideraba una herramienta casi exclusiva de trabajo y los videojuegos eran un complemento dirigido a un público más reflexivo que estaba más predispuestos a géneros más pausados como las aventuras gráficas o los videojuegos de estrategia.
Por suerte hubo desarrolladores aventureros que no estaban para nada de acuerdo con esta afirmación y se negaban a pensar que los géneros de acción o plataformas fueran coto único para las videoconsolas o las máquinas recreativas. Entre todos ellos destacaba The Bitmap Brothers, una compañía británica en la que el grueso de su producción se encontraba en un género tan vetado para los ordenadores como el de la acción. The Bitmap Brothers demostraron con creces que el ordenador personal era una plataforma válida para este tipo de títulos, hasta tal punto que producciones suyas como Speedball, The Chaos Engine o Z consiguieron dar el difícil salto desde los ordenadores personales al mercado de las videoconsolas.
Xenon 2: Megablast también es un buen ejemplo, es un shoot ‘em up trepidante que originalmente concebido en 1989 para Commodore Amiga y Atari ST, pero que terminó siendo lanzado en plataformas tan diversas como Game Boy, Master System o Mega Drive. La empresa apenas un año antes había lanzado al mercado Xenon, que ya incluía interesantes y novedosas ideas, como incorporar una nave que se transformaba según el terreno, pudiendo tener funciones terrestres o aéreas. Aunque el diseño fue obra de los propios The Bitmap Brothers, la codificación estuvo en manos de The Assembly Line y la distribución recayó en Image Works, con los que ya habían trabajado para el lanzamiento de Speedball.
El juego continúa la línea argumental de la primera parte. Tras la derrota sufrida por los Xenitas, éstos deciden que esa parte de la historia debe desaparecer. Para ello, han colocado cuatro bombas de forma estratégica en portales espacio-temporales fusionadas en diferentes criaturas. Pilotaremos la fantástica megablaster para hallar a dichas criaturas y derrotarlas, lo que hará que las bombas desaparezcan.
Aunque el planteamiento inicial pueda ser el de cualquier shoot ‘em up clásico vertical, Xenon 2: Megablast tiene una serie de elementos diferenciadores que lo hacen un juego más completo. Como en cualquier juego de su género que se precie, la misión será la de ir acabando con las distintas ráfagas de enemigos que se nos crucen. Comenzamos con un disparo básico que podremos ir mejorando, pero este título tiene la peculiar característica de que los power ups con mejoras son muy escasos. Lo más habitual es que las ráfagas eliminadas dejen a su paso unas burbujas que representan el real cash, dinero real, que podremos canjear en la tienda intergaláctica.
A mitad de cada uno de los cuatro niveles y al finalizar éstos, recibiremos la visita de Crispín el alien, un extraño mercader que nos venderá armas, potenciadores de vida y mejoras a precios nada baratos. Pero Crispín sabe bien de negocios y también aceptará comprar a bajo coste algunas de las armas que ya no nos interesen. Este curioso sistema de power ups resultó ser toda una novedad en el género lo que, unido a que el catálogo de mejoras es bastante amplio, lo hace uno de los puntos más revelantes del juego.
Por otro lado, en el título en sí, tendremos la posibilidad de hacer que nuestra nave vaya hacia atrás e invierta el sentido del scroll, lo que permitirá llegar a zonas recónditas sin que eso signifique la pérdida de la partida. Al final de cada nivel nos enfrentamos con el jefe final, representado por la criatura alienígena que esconde la bomba, la cual tendrá una técnica especial para poder ser eliminada. Aparte de la experimentación en géneros poco habituales, la principal seña de identidad de The Bitmap Brothers es la excelencia técnica y Xenon 2: Megablast no es una excepción. En el juego se apostó por un fondo negro clásico con la idea de destacar los elementos móviles con una variedad en el diseño de enemigos realmente abrumadora. Las criaturas alienígenas son de un diseño realmente original y se mueven por el escenario con una extraordinaria fluidez, al menos en términos de la época.
La guinda del apartado técnico se encuentra con la banda sonora, ya que se trataba de un single big beat lanzado por Bomb the Bass un año antes bajo el título de Megablast (Hip Hop on Precint 13). De esta manera nos encontramos con un juego pionero en la inclusión de música en su banda sonora.
Xenon 2: Megablast tuvo una gran acogida entre crítica y público en el mundo de los ordenadores personales (algo más discreto en el de las videoconsolas), convirtiéndose en uno de los videojuegos más influyentes del subgénero. En mi opinión, el juego ha aguantado muy bien el paso del tiempo y no tiene nada que envidiar a títulos similares que podemos conseguir actualmente en plataformas de descarga. Bueno, tal vez sí, Xenon 2: Megablast es exponencialmente más complicado que cualquier juego actual.
Y no destacas lo más característico: la diabólica detección de colisiones que hace IMPOSIBLE acertar con tus disparos. Madre de Dios el Xenon 2 qué mal café tiene.
Si es cierto que la detección de colisiones hacía de las suyas, en especial con los “gusanos”. De todas maneras las he visto bastante peores hoy en día.
A vuestros años y no saberlo… hay que disparar a donde va a estar, no donde está… o a cualquier otro sitio de la pantalla xDDD.
Ya saltó el físico… xD
Pues sí era chungo, sí…
(El físico con capacidad de editar sus mensajes XD yo también quiero :P)