La historia de Castlevania: Lords of Shadow palidece ante su desarrollo. La primera gran licencia del sector que ha sido desarrollada por manos españolas es, además, un excelso videojuego. Un juego al que no le hace justicia ni la campaña promocional, ni la mayoría de las reviews o previews que hemos leído.
Porque a este título casi le pertenecen dos adjetivos: gigantesco y obsesivo. Gigantesco por el tamaño de algunos enemigos, muchos escenarios, posibilidades y la longitud del juego en general. Obsesivo porque el nivel de detalle en algunos momentos es tan alto, se aprecia tanto trabajo, que denota que la gente que ha trabajado en él (el más famoso es Hideo Kojima) es realmente obsesiva en sus quehaceres.
De Castlevania: Lords of Shadow dicen otros medios (y varias voces) que no es verdaderamente un Castlevania. La saga Castlevania ha pasado de los plataformas a los juegos de aventuras, de los juegos de lucha a los puzles, así que es complicado determinar exactamente qué es o deja de ser un Castlevania (desde el el primero, Akumaju Densetsu, en Japón). Sí podemos decir que es un juego que cuenta con un castillo, que se basa en la mitología europea (con Drácula al frente), que normalmente hay un Belmont implicado y que el protagonista suele llevar un látigo. Con todo esto cumple Castlevania. Pero normalmente ha sido desarrollado por un equipo japonés, siguiendo una estética y un modus operandi típicamente nipón, y en esta ocasión se encarga un equipo europeo. Seguramente por eso ha habido recelos, cuando este Castlevania es tan hack ‘n slash como pudieran serlo Lament of Innocence o Curse of Darkness.
Eso sí, este juego también tiene plataformas y puzles. La presentación de ambos elementos se parece a la de la saga Tomb Raider donde, si bien hay algún puzle de luces y espejos que ya está demasiado manido, también tenemos la suerte de encontrarnos con otros momentos realmente brillantes, como un espectacular “ajedrez” (que daría para hacer un juego en sí mismo), o la fantástica caja de música.
No faltan las peleas, de hecho tiene bastantes, la mayoría bajo un sistema parecido al de God of War, con la diferencia de que en esta ocasión, además de una cantidad importante de golpes, tenemos varios ataques secundarios (hadas, dagas y botes de agua bendita, que toman el rol de granadas), y sobre todo, nuestro personaje irá sumando habilidad tras habilidad conforme avance el juego, convirtiendo a un guerrero bastante limitado en una verdadera máquina de matar. Además, de vez en cuando (cuatro veces en todo el juego, si no recuerdo mal) nos enfrentaremos a enemigos tan grandes que deberemos subirnos a ellos para poder alcanzar sus puntos débiles. En estos casos, se empleará un sistema parecido al de Shadow of the Colossus, aunque a mí me ha resultado mucho más fluido que en el juego de Sony.
La suma de todos estos detalles convierten el recorrido en un verdadera montaña rusa, con sus momentos álgidos en algunos combates realmente memorables, mientras que al acabar con alguno de estos poderosos seres atravesamos un periodo de cierto relax. Llegar al tremendamente épico final del juego merece la pena, aunque hacerlo cuesta muchas más horas de las que seguramente nos costase acabar con toda la trilogía de Kratos. Una característica un poco peculiar, dado que el jugador actual está acostumbrado a juegos más cortos, pero que pone de manifiesto, una vez más, el carácter obsesivo y el tamaño gigantesco de la entrega.
En resumen, un imprescindible de esta generación, enorme, rejugable, con sorpresas, con un apartado técnico espectacular tanto en la creación visual como la sonora, con guiños a varios juegos míticos (amén de su propia saga), una historia realmente rica y dinámica. No podemos sino recomendar encarecidamente a todo aquel que disfrute de los videojuegos de acción y posea una Xbox 360 o Playstation 3 que le dé una oportunidad. Si además le gusta la saga Castlevania, pues tanto mejor.
Si no hubiera sido desarrollado por manos españolas tendría mucha mas repercusión.
Mucho mejor que el sobrevalorado God of War 3, con mas variedad y una historia en cierto modo tópica, pero siembre bien hilvanada. Además con ciertos detalles (esa musiquilla de Metal Gear en cierto punto del juego) que da a entender que a los desarrolladores no sólo trabajan en los videojuegos sino que además les encantan.
De lo mejorcito que he probado esta generación de consolas, aunque he echado en falta el Simon’s Theme de una forma orquestral.
En España el juego ha vendido bien, y tiene buena repercusión a nivel internacional. Pero claro, comparar con el dineral que se han debido dejar el GOW3 es otro tema. Veremos la secuela que tal funciona.
Por favor, muy cabron no esta. Es lo mismo que un god of war y en algunas partes es mejor el GOW. No es tan cabron solo por que los españoles lo hicieron, sean objetivos.
Intuyo que cabron quiere decir otra cosa allá donde estés, porque aquí es difícil, y es bastante difícil 😀
Sin duda un golpe de aire fresco, que impresiona y que queda grabado a fuego en la glándula pituitaria de tal forma que con solo cerrar los ojos uno recuerda esa primera vez. Sin duda un MUST HAVE que no sólo es gigantesco y obsesivo si no que también es capaz de impregnar.
¿Entonces el producto de Enric os ha… impregnado? XD