La factoría Droid Studio nos trae un nuevo clon popular, un plataformas en caída libre (desplazamiento vertical continuo y hacía abajo) controlado con el sensor de movimiento de nuestro dispositivo. En esta ocasión ni el control, ni el desigual acabado de los gráficos colaboran en salvar el título. Para más inri, los omnipresentes sonidos son tan estridentes (y habituales en todos los juegos) que no tardan en molestar.
Prescindible, y que su pantalla de menu sea lo más atractivo no ayuda.