En la tarde de ayer tuvo lugar la conferencia de verano del grupo CD Projekt en su sede de Varsovia, donde se anunció el próximo título de su filial dedicada al desarrollo: Cyberpunk, un RPG no lineal en el que se podrá elegir entre distintos tipos de personajes y de clases.
Cyberpunk es un juego de rol de mesa creado por Mike Pondsmith, que se une a CD Projekt RED para la ocasión, lanzado en 1988 por R. Talsorian, la empresa que fundó unos años antes para la publicación de Mekton (un título de inspiración anime). Se centra por defecto en la ficticia Night City, situada entre Los Ángeles y San Francisco. Una devastadora crisis socioeconómica ha sumido el mundo en una nueva era en la que son las megacorporaciones, los mercados, las que dominan y dictan a los políticos las normas de gobernanza. Un futuro que en 1988 parecía lejano, de ciencia-ficción, en el que el juego llevaba al extremo una situación que quizá ya no parezca descabellada.
El juego de mesa bebe del cine de ciencia-ficción distópica, con Blade Runner inevitablemente a la cabeza, pero, sobre todo, de los autores clásicos de la literatura cyberpunk: William Gibson, Bruce Sterling, Tom Maddox, Pat Cadigan, Walter Jon Williams o Lewis Shiner. Todos ellos y otros cuantos, como Marc Laidlaw, conocido en el videojuego por su trabajo en Valve para la saga Half-Life, forman parte del grupo conocido como Mirrorshades, nombre tomado de una antología de historias cortas cyberpunk que apuntaló un género recién nacido.
Pondsmith es también autor de otros reputados juegos de rol. Algunos de ellos son Teenagers from Outer Space (nada que ver con la película homónima del 59), que presenta un universo en el que una raza alienígena llega a la Tierra y se halla fascinada por la cultura adolescente americana; Castle Falkenstein, que ganó el premio Origins al mejor juego de rol de 1994, cuya concepción de una Europa victoriana y steampunk en la que seres fantásticos y legendarios cohabitan con los humanos permitía cualquier desmadre creativo; o Dream Park, basado en una novela del mismo nombre de Larry Niven sobre rol en vivo en un parque de atracciones futurista, que cuenta, por cierto, con un curioso reglamento.
Con The Witcher 2: Assassins of Kings, la casi novel desarrolladora CD Projekt RED entregó una producción que viene a pulverizar cualquier RPG de fantasía de ambientación medieval que se haya realizado en los últimos decenios. Dos videojuegos a sus espaldas, no exentos de errores, les han valido para demostrar su capacidad de mejora, su solvencia a cualquier nivel, su altura para contender, desde una modestia comparativa, con los grandes del desarrollo occidental de videojuegos de rol. Y también han demostrado el respeto que le profesan a los libros de Andrezj Sapkowski (dos colecciones de relatos y cinco novelas, trasladados al castellano por José María Faraldo de manera formidable), a los que han sido excepcionalmente fieles, y no con poco riesgo.
La saga de Geralt de Rivia del escritor polaco le habría robado ese calificativo fácil y rápido de “renovadora de la literatura fantástica” a la celebérrima Canción de hielo y fuego del americano George R. R. Martin si el primero hubiera tenido la suerte de contar con una correcta difusión en el mercado angloparlante. No la tuvo: la paupérrima calidad de las traducciones incompletas al inglés de la riqueza lingüística y literaria de Sapkowski no ayudaron a crear el boca a boca que ha convertido a Martin en el abanderado de la fantasía actual. El resarcimiento que no necesita el escritor europeo, que en su tierra equiparan a la figura de Stanislav Lem aunque él asegure que Lem le parece aburrido, le viene pues desde el videojuego: Juego de tronos, la reciente adaptación de Canción de hielo y fuego del veterano estudio francés Cyanide, ha recibido unas críticas aplastantes.
Con su anuncio de hoy, los polacos se despegan de esta franquicia que les ha traído tantos parabienes para abordar un cambio radical de registro. Para adaptar Cyberpunk, el juego de rol distópico por excelencia.
Si consiguen hacer que el Netrunning sea algo mas que un minijuego y que no todos los personajes sean mercenarios o policías puede ser un buen juego.
Es un proyecto jugoso. En sus manos puede que acabe bien, y desde luego que lo espero.
Me conformaría con que no utilizaran las reglas ni el «trasfondo» de la tercera versión que editaron hace un par de años. Ni Nurgle tocaría eso sin un palo de cien metros brrr