No son pocos los casos de censura mejor o peor justificada de los que hemos tenido el dudoso placer de poder hablaros. Pero parece que estamos un poquito más cerca de dejar de preocuparnos por algún país. En concreto parece que Australia está más cerca de aprobar una ley que permita vender y publicar videojuegos con un distintivo +18, o dicho de otro modo juegos con contenido adulto: drogas, sexo, violencia…
El filósofo o el matemático dirían que la vida siempre se abre camino, y así ha sido, algunos han encontrado la forma de escapar a las restricciones, pero mientras otros las rodean hay quien lucha en contra de ellas directamente y parece que con buenos resultados.
Hace poco leímos que Brendan O’Connor, Ministro de Asuntos interiores, había presentado un borrador de 16 páginas sobre como incorporar la ansiada calificación +18 a los videojuegos. Dicho borrador es público, y es importante observarlo con cuidado. Porque, pese al regocijo de algunos al pensar que tal vez una regulación que acepte el contenido adulto podría significar que no hubiesen restricciones, lo cierto es que permitirá escenas de sexo «simulado y de aspecto realista, pero solo simulado», nada «real» (¿Escenas de vídeo interactivo?). La violencia explícita volverá a tener cabida, «salvo que ofenda los estándares de la moralidad, la decencia y decoro que se consideran generalmente aceptados por adultos sensatos», en esos casos no será clasificado.
O’Connor se deja en evidencia al dejar entrever en sus declaraciones que únicamente se puede ofrecer productos de ocio interactivo digital a los infantes:
El gobierno de Julia Gillard pretende proveer a los padres de una mejor guía y hacer desaparecer del alcance de los niños o adeolescentes todo el contenido inclasificable. Con la introducción de la clasificación R18+ ayudaremos a conseguir esto.
El gobierno australiano tomará una decisión sobre este asunto durante el próximo Julio.