Aunque parezca mentira cuando se mira en retrospectiva, hubo una época en la que el catálogo de la prolífera Game Boy era más bien reducido. Lo suficiente como para que, entre los cartuchos de cualquier niño del patio de la escuela, encontráramos con frecuencia un repertorio similar de sospechosos habituales como Tennis, Robocop, Super Mario Land, Alleyway, Fortress of Fear o Motocross Maniacs. Mi caso, por descontado, no era una excepción y es precisamente de éste último título del que guardo uno de mis mejores recuerdos al mando de la portátil de Nintendo.
Pese a que el título o la temática pudiera hacer pensar, a priori, que Motocross Maniacs es un juego deportivo o de carreras, se trata en esencia de un plataformas puro y duro en el que el protagonista se mueve sobre una moto de cross. No se nos presentan, por lo tanto, contrincantes con los que disputar una primera posición, sino un sinfín de obstáculos y plataformas que forman una serie de ocho circuitos más bien abstractos. ¿El objetivo? Alcanzar la meta dentro de un límite de tiempo. Sin enemigos. Sin vidas. Sin posibilidad de morir. …Seguir leyendo +