Pese a que en occidente no es una saga mayoritaria y seguida por legiones de admiradores, Ys es una serie de juegos con la friolera suma de veintisiete años a sus espaldas. Las aventuras de Adol Christin tienen gran repercusión en Japón pero, por algún motivo, fuera de sus fronteras ni han sido muy publicitadas ni han tenido gran repercusión entre crítica y público. Pese a que desde el lanzamiento en Europa de la sexta entrega —la única con subtítulos en castellano— para PSP y PS2 ha aumentado la cantidad de títulos de las aventuras de Adol Christin que nos han llegado. Su salida sigue sin generar la expectación que debería una saga con tal solera, y todos, excepto la ya comentada sexta entrega —Ys: The Ark of Napishtim—, han sido traducidos exclusivamente a lengua anglosajona. De hecho, una parte —Ys V: Ushinawareta Suna no Miyako Kefin— jamás ha sido publicada fuera de Japón, ni en SNES, consola en la que fue lanzada originalmente, ni la posterior puesta al día en PS2.
La entrega de la que vamos a hablar es el remake del cuarto título de la saga, aunque tal vez la palabra que he utilizado no sea la correcta y tengamos que hablar, más bien, de reinterpretación. La historia de Ys IV es curiosa, en un principio Nihon Falcom dio vía libre a Tonkin House y Hudson Soft para que hicieran, cada una, una cuarta entrega siguiendo unas líneas maestras. El resultado fue dos juegos con más diferencias que puntos en común: Ys IV: The Mask of the Sun para SNES por parte de Tonkin House y Ys IV: The Dawn of Ys para PC-Engine desarrollado por Hudson Soft. Nihon Falcom, que no estuvo a cargo de ningún desarrollo, decidió que la entrega de la 16 bits de Nintendo fuera la canónica de la serie y sobre ella se basó Taito para una posterior versión en PS2 —con ligeros retoques—. Así quedó la historia de la cuarta entrega hasta ahora que, tras escuchar a sus fanes, Nihon Falcom ha lanzado su versión de Ys IV y para ello ha tomado ingredientes de todas las versiones aparecidas, ha retocado un par de elementos y ha parido un videojuego que, además, puede servir de entrada a la serie. Así que, después de esta pequeña lección de historia, entremos en harina. …Seguir leyendo +