En el mundo del videojuego, por desgracia, hay una falta de cultura y de respeto a los mayores que a veces asusta. No es de extrañar el caso de una saga seminal que, de repente, vuelve de décadas de inactividad, y no hay nadie al otro lado que le haga caso. O de algún desarrollador que cambia su espacio habitual de creación, y de repente lo suyo es un caso de manual de predicar en el desierto.
Con The Silver Case, por suerte, no pasó esto. Hasta en España nos hicimos eco de un juego que del reciente remake de, para quien no lo sepa, el primer juego de Grashopper, la empresa fundada por Goichi Suda, que apareció en 1999 para la primera Playstation. Un título bastante interesante con unas mecánicas y unas formas estéticas y técnicas ligeramente ancladas en el pasado, lo que puede provocar que el usuario que lo juegue en la actualidad, en un ordenador o en una poderosa Playstation 4, se haga preguntas sobre si le han cambiado el dispositivo por uno veinte años más viejo, o si hay una cámara oculta y es todo una broma (lo cual tiene, por cierto, cierto sentido, teniendo en cuenta lo enrevesado de la historia de The Silver Case).
Pero cuando apareció The Silver Case no se quedó sólo en ese episodio, sino que posteriormente, en el año 2003, apareció una versión para móviles japoneses que usaban el sistema i-mode. Posteriormente esta versión también apareció para otros dispositivos gracias a Yahoo Japón (siempre me ha parecido curiosa la relación que hay entre Yahoo y el país del sol naciente) y la empresa Liveware. Y finalmente, como tantos otros juegos que aparecieron en dispositivos móviles de entonces (y algunos de ahora), desapareció en la nada, aunque hubo intentos para llevar esta versión a la primera Nintendo DS (el juego estaba completamente realizado, pero no se llegó a publicar).
Por suerte, tras el relativo éxito del remake de The Silver Case, tanto Nippon Ichi como Active Gaming Media decidieron apostar por lanzar la segunda parte de esta mini saga tanto para PC como para Playstation 4. Curiosamente, en esta ocasión han vuelto a rehacer el juego desde cero, algo que tiene cierto sentido porque el original era un juego para dispositivos móviles bastante distintos de los que podemos disfrutar ahora. Así que el juego se ha vuelto a programar gracias a Unity, y además se han añadido varios episodios de la historia, que a decir verdad ayudan bastante a entender lo que pasa en el juego.
Y lo cierto es que si bien el primer The Silver Case es un juego de aventuras en primera persona, pero con cierta actividad, el segundo es un título mucho más sencillo, más cercano a las novelas visuales donde prácticamente sólo tenemos que leer y elegir opciones. En este caso contamos con algun puzle que otro (consejo, cada vez que aparezca algún número durante la partida apuntadlo, porque es muy posible que os pregunten por el posteriormente, de maneras a veces sorprendentes), en general muy sencillos, pero otros donde la lógica… pues sigue un sistema parecido al de la historia de todo el juego.
Respecto a la historia, lo que posiblemente sea, junto a la banda sonora, lo más relevante de este título, digamos que es «complicada». El distrito 25 del que nos habla el título del juego es un distrito en una zona de Japón donde se está haciendo un experimento sociológico, como ya pasaba en el anterior título. De esta manera, nos enfrentamos a las situaciones que van apareciendo conforme avanza la trama desde tres puntos de vista distintos, de manera que vemos la misma acción pero con distintos personajes. En general, nos vamos a encontrar con toneladas de texto, que al menos han sido traducidos al inglés, y que el juego vierte inmisericordemente como si de un libro bastante denso se tratase. Pero en el fondo tiene bastante personalidad, y de hecho hay bastante de este juego en posteriores títulos de Suda 51, principalmente Flower,Sun & Rain (que como recordaréis se puede jugar en Nintendo DS), y también un poco en Killer 7.
Como jugabilidad lo cierto es que principalmente nos moveremos (poco)por escenarios bastante cerrados, hablaremos con distintos personajes, y realizaremos puzles tanto de uso de ítems, como de aplicar correctamente la lógica sobre distintas informaciones que tengamos. En el fondo la historia avanza de una manera bastante rápida, pero nos da la sensación de ser más público que actores. Visualmente es muy sencillo, con unas ilustraciones trabajadas y con bastante personalidad, y unos fondos en tres dimensiones que, por su complejidad, los podría hacer cualquier estudiante de modelado de videojuegos.
Lo cierto es que es una suerte que una obra con bastante personalidad como The 25th Ward: The Silver Case se haya recuperado para ser disfrutada por generaciones posteriores, pero por desgracia es muy posible que, salvo curiosos y aficionados muy metidos en el mundo del videojuego, este título pasará algo desapercibido, salvo que se incluya en packs estilo Humble Bundle o algun personaje con influencia lo saque a la luz. Pero aquellos que disfrutamos de los videojuegos sin importarnos su edad estamos de enhorabuena, porque ahora es posible jugar a un título que si no estabas en un lugar y tiempo determinado era absolutamente imposible.