Acostumbrada en estos últimos años a criticar agriamente juegos sin argumento o con uno bastante estúpido —jamás olvidaré la historia de Fantasy Life, que existía básicamente para hacerte probar todos los oficios y a cuyos diálogos no merecía la pena prestar la más mínima atención— encontrar uno que no solo me esté entreteniendo, sino que además me haga querer ver más diálogos que aportan más bien nada a la construcción de la historia del propio juego es como una cruel venganza del destino. El culpable de esto es Ambition of Slimes, que llegó el pasado agosto a la store de Nintendo 3DS, previo paso por la de móviles y tabletas hace más de un año.
La creación de Altair Works–Flyhigh Works no se anda con rodeos y se muestra tal y como es desde el principio: aquí tienes a tu pandilla de babosas y ahí hay un puñado de humanos. No tengas piedad. Se trata de un juego «pequeño», tanto en la medida de sus escenarios como en las horas que nos puede llevar terminarlo, aunque las posibilidades de rejugarlo ya dependen de nuestras ganas de calentarnos la cabeza. Con una estética pixel con poco detalle, que tan de moda está y a la vez se agradece en este juego particularmente; no quiero pensar lo desagradable que podría llegar a ser ver a las babosas entrar dentro de los humanos con unos gráficos más realistas y explícitos. Recuerda, en cierta medida, a la dinámica de combate de Advance Wars de Game Boy Advance, en la que movíamos nuestras huestes en base al rango que nos permitía cada una de ellas y el terreno, y en las animaciones, cuando dos tropas entraban en combate.
En cada nivel nos encontraremos con un pequeño trozo de terreno —habitualmente bosques, aunque en algunos también construcciones medievales— y un grupo de humanos que superarán siempre en número y recursos a nuestro equipo de babosas. En los primeros niveles del tutorial solo tendremos que preocuparnos por trazar una sencilla estrategia para invadir el cuerpo de cada uno —entrando a la fuerza por la boca— de los humanos para volverlos en contra de sus antiguos colegas, ya que como babosas poco podremos hacer contra ellos si no es valiéndonos de este desagradable método.
Con el progresivo aumento de dificultad se irán añadiendo tipos elementales a cada bando, humano y babosa, que los harán vulnerables o fuertes a otros tipos. Si conseguimos invadir el cuerpo de un humano haciendo coincidir el tipo con el de nuestra babosa las habilidades de nuestro huésped serán mayores. Más adelante, deberemos tener en cuenta también la profesión de cada humano y su equipo: si podíamos hacer poco contra un humano corriente nada podremos contra uno con armadura, aunque tendremos una oportunidad ante las brujas si llevamos una babosa anti-magia en el equipo o disponemos de personajes en zonas concretas del mapa con babosas con un rango de movimiento especial. Pero nuestras babosas también cuentan con alguna ventaja extra, no son todo penurias. Cada tipo de esbirro que vayamos encontrando al completar los diferentes niveles tiene una habilidad especial y limitada, del mismo modo que el bando de los humanos. Babosas que pueden hacer un sprint y colocarse cerca de un humano para hacerse con su cuerpo, algunas que pueden ralentizar el avance de un humano, babosas que pueden quitar el equipo especial de un personaje para “poseerlo” más fácilmente, etc.
Por tanto, será necesario vigilar en todo momento el tipo elemental, la clase de cada humano, su rango de movimiento y acción —las brujas y arqueras pueden golpear a distancia, por ejemplo—, su equipo y su posición en el mapa. Esto último nos obligará a jugar con la perspectiva de la cámara, que podremos rotar a derecha e izquierda, para poder ver hasta el último rincón del escenario y que los enemigos no nos sorprendan. Gracias al movimiento rotatorio de la cámara podremos descubrir también casillas con banderas, nuestro gran aliado: cada turno que pasemos sobre ese lugar restableceremos parte de nuestra salud y las habilidades de uso limitado.
Ambition of Slimes nos ofrece todo lo que podemos encontrar en otros juegos de estrategia: diferentes tipos de personajes, cada uno con una habilidad determinada, rangos de movimiento y ataque, entrenar a nuestras unidades para hacerlas más útiles y acciones por turnos. Sin embargo, decide cambiar el objetivo principal —conquista de territorios/base o aniquilación de tropas enemigas— por la «conquista» de nuestros enemigos para poder sobrevivir y expandir la presencia de nuestras babosas por el mundo. Casi podríamos decir que se trata de un juego de conquista bastante pacífica, pues podemos completar la mayoría de niveles sin eliminar a muchos humanos y las babosas, por sí solas, no ofrecen ningún tipo de resistencia en un combate cuerpo a cuerpo.
La violencia, muchas veces, comienza desde el lado de éstos mismos; es de sobra conocida esa tendencia humana a atacar a todo aquello que se nos pone delante y no conocemos. Desde luego, todo sea dicho, tampoco es nada amistoso por parte de las babosas el ocupar los cuerpos de los humanos, de esa forma tan poco agradable. Pero es su único modo de sobrevivir. Quién sabe de dónde vienen, quién sabe qué quieren. Tienen una ambición.