Recuerdo claramente un momento del E3 del año 2012. Estaba siguiendo la conferencia de Microsoft y en ella, como de soslayo entre los anuncios de Halo 4 y Gears of War Judgement, mostraron un tráiler de Remember Me, un juego anunciado por Capcom en la Gamescom en el cual no había reparado.
En él se mostraba un poco de parkour por parte de una protagonista femenina y un ejercicio de reprogramación memorial, todo muy interesante, y muy alejado del estilo recargado del estudio nipón. No en vano, Capcom sólo iba a ejercer de publisher del título debut del estudio francés Dontnod Entertainment con un juego altamente ambicioso. Una obra bastante ninguneada de hecho pero que atesora una gran cantidad de virtudes.
Hagamos memoria
Tomaremos el control de Nilin, una errorista —renegados antisistema cuya arma es la manipulación, robo y borrado de recuerdos— en una Neo-París ultramoderna, capital del estado Europeo tras una guerra civil que dejó todo el continente devastado. Nilin está siendo sometida a un borrado total de su memoria, de hecho sólo recuerda su nombre en el inicio de su aventura, pero el líder errorista, Edge, consigue contactar con ella y ayudarle a escapar.
A partir de este momento la principal ocupación de Nilin será la de recuperar sus recuerdos perdidos y vengarse de la corporación que estaba tratando de eliminar su identidad y memoria.
Pese a lo manido de la premisa de la trama, sobre todo en el campo de la ciencia ficción, puedo asegurar que planta las bases de un desarrollo robusto, que se aleja de la pretenciosidad para no contar más de lo que quiere. El relato escrito a cuatro manos entre Alain Damasio y Stéphane Beauverger sabe perfectamente hasta dónde puede llegar sin que la coherencia se resienta, y no pasa de ahí. Esta es la historia de Nilin y sus circunstancias. Se puede ahondar más en la historia de este pequeño mundo con una especie de códice que se completa mediante la búsqueda de coleccionables y ayuda a crear un contexto para la aventura. No es necesario conocerlo, los fantasmas de Nilin no se remontan al origen del universo que se nos plantea, pero delata el mimo con el que se ha tratado la ambientación desde el inicio en el equipo francés.
Un recuerdo cojo
El desarrollo del juego nos planteará diversas situaciones, y podemos decir que Remember Me las resuelve todas bien, pero siempre al servicio de su trama. Toma prestado el movimiento de los Assassin’s Creed pero prescindiendo de toda exploración, para evitar que el movimiento entre zona de combate y zona de combate se haga tedioso debido al escaso reto de cada salto, cuenta con una serie de escenas en las que será preciso interaccionar con el entorno para generar las rutas de movimiento necesarias.
El problema viene cuando llegamos a las zonas de combate. En el juego tendremos unos combos predefinidos a los que podemos asignar efectos como curación, —me encanta el concepto de curarse en base a ataques, golpe crítico, o recuperación de habilidades—. Sobre el papel es interesante, pero en el momento de ponerlo en práctica se pierde con un control un poco anárquico que impide que podamos encadenar más de tres golpes seguidos sobre un enemigo. El sistema funciona cuando el enfrentamiento es un uno contra uno, pero en cuanto hay una cantidad de contrincantes elevada, y creedme que llegado a cierto punto ocurrirá, el sistema de esquivado y golpes mostrará sus limitaciones perdiendo el foco de nuestros golpes o cambiando la cadencia que estábamos siguiendo con más asiduidad de la que desearíamos. Esto unido a la escasa variedad de opciones para el combate —Nilin sólo dispone de cuatro combinaciones de golpes— hace que cada enfrentamiento esté a medio camino entre lo incómodo y lo monótono. Mejora cuando se desbloquean todas las habilidades especiales de nuestra protagonista y el intercambio de golpes pasa a ser un medio para recargar nuestros efectivos poderes, consigue otorgar un puntito de variedad que es bien recibido.
De todas formas, ni en la exploración, ni en la interacción con el entorno, ni mucho menos en el sistema de combate es donde Remember Me destaca. El punto realmente merecedor de ser jugado y, a la postre, rasgo completamente distintivo de Remember Me son las reconfiguraciones memoriales.
En cuatro brillantes puntos de la trama, Nilin entrará en la mente de ciertos personajes, reviviendo un episodio de su vida. Tras visualizar su recuerdo iniciaremos el proceso de recorrerlo como si de una cinta VHS se tratara para alterar distintos puntos del mismo y conseguir que el personaje que sufre nuestra intrusión recuerde lo que convenga para conseguir nuestro propósito. No presentan un gran reto, y se basan en un sistema de prueba-error bastante rudimentario donde el objeto A hace que el personaje interaccione con él provocando su llegada al punto B, si no interaccionas con el objeto correcto nada pasa y rebobinas para volver a probar. Sin embargo, estas escenas componen una buena narración y junto al mimo de cada detalle —sea útil o no— hace que estos cuatro recuerdos a modificar sean los momentos más gratificantes de la partida.
Te recordaremos
Es probable que lo que ha hecho mella en la fama de Remember Me sea ese sistema de combate tan desangelado y que, si bien los momentos de acción están a disposición de la trama y no al revés, pueda echar atrás a los que exigen una resolución más variada en los momentos en que hay que dejar que los puños hablen.
Sin embargo Remember Me es más que eso, es una ambientación conseguida, una historia muy interesante y es la maravillosa manipulación de recuerdos, que se nos antoja escasa debido a las contadas ocasiones que la utilizamos y el buen sabor de boca que nos deja. Por supuesto que es un juego muy mejorable, pero posee ese encanto por el que a buen seguro merece la pena echarle una partida y pasearnos por las calles de Neo-París.