A principios de los noventa hubo un tipo de videojuegos que fue terriblemente popular, un tipo de juegos que permitía poner dos personajes enormes en pantalla y que se diesen mamporros mientras aparecían rayos y efectos de todo tipo. Fue un hito. El pistoletazo de salida lo dio Street Fighter 2 —su primera parte pasó desapercibida ante el público junto al resto de precedentes—, y todas las consolas de 16 bits se peleaban por tener el mejor juego 1 vs 1.
Pasaron por nuestras manos en consolas y, sobre todo, recreativos, además del mentado Street Fighter 2 y secuelas, títulos como Fatal Fury, The King of Fighters, Body Blows, Samurai Shodown o el archiconocido Mortal Kombat, además de los basados en propiedades intelectuales como Dragon Ball o Double Dragon, por nombrar algunos del inmenso elenco de juegos de este estilo. Hasta una estrella del baloncesto, como Shaquille O’Neal, tuvo su juego de lucha.
Pero tras esta explosión de juegos de lucha en dos dimensiones comenzaron a aparecer títulos con una mecánica o un aspecto tridimensional; obras como 4D Boxing, Dark Edge o incluso experimentos como Holosseum —un juego de lucha con hologramas—, pero es difícil considerar que se produjo un verdadero pistoletazo de esta variedad hasta el lanzamiento de Virtua Fighter. La progresión fue idéntica y decenas de juegos de esta índole fueron apareciendo, desde sagas nuevas como Tekken o Dead or Alive, hasta juegos venidos de sagas ajenas a la lucha, como Sonic The Fighters. Después de esta evolución llegaron los juegos de lucha para más jugadores, como Power Stone o Smash Bros., y a continuación la casi práctica desaparición del género pese a la irrupción periódica de las secuelas de las franquicias más grandes.
Pero mientras los editores le daban la espalda a este antiguo fenómeno, en la mente de muchos jugadores y creadores los juegos de lucha seguían vivos. Tal vez porque fuese una buena manera de poner a personajes interesantes en pantalla y hacer que se expresasen luchando, o puede que no, pero lo cierto es que la necesidad de crearlos se mantuvo viva. Esa necesidad fue el germen para la creación de M.U.G.E.N. a finales de los noventa, un motor multiplataforma gratuito para desarrollar juegos de lucha en dos dimensiones.
En occidente es relativamente difícil dar el salto de un estado a otro, pero en Japón hay bastantes casos de personas que han empezado haciendo juegos por afición, que han generado una comunidad a su alrededor y que luego han dado el salto a un entorno profesional. Es el caso de Watanabe Seisakujo, un grupo desarrollador que al principio hacía juegos de PC por puro deporte pero que, tras lanzar Melty Blood, cambió de nombre y ahora realiza juegos con una amplia aceptación entre los jugadores japoneses.
Su penúltima creación es Under Night in Birth, un juego de lucha 2D que tuvo bastante éxito en los arcades japoneses cuando apareció. Sigue los pasos en cuanto a estilo a los exitosos Melty Blood —y por ende de Tsukihime y Kagetsu Tohya—, así que nos encontramos a un elenco de luchadores basados en la nocturnidad y la excentricidad de sus aspectos. Algo relativamente común en el género.
La historia de Under Night in Birth nos lleva a un Japón actual e imaginario donde, cada cierto tiempo, acontece un evento llamado Hollow Night, que provoca que unas sombras ataquen a aquellos que pueden verlas; a los supervivientes se les llama a partir de entonces «In Birth«. Con Under Night in Birth, la empresa French Bread, como ahora se llama, ha querido dar un paso al frente respecto a lo conseguido con Melty Blood, demostrando sus más de diez años de experiencia en el género. El juego dispone de dieciséis personajes, y lo cierto es que, aunque no son muchos, son suficientes, e incluso bastante variados. La gran mayoría son chicos y chicas normales —un 50%, muy bien repartido—, y además hay un par de bestias y criaturas raras.
Los ataques y personajes son algo relativamente estándar en el género y a poco que hayáis jugado a juegos de lucha os haréis con los mandos bastante bien. Por otro lado, la mayoría están bien compensados, de manera que con un repaso a los diferentes contendientes y algo de entrenamiento sabréis cuáles se adaptan a vuestro estilo de lucha.
A la hora de pelear, la principal diferencia con otros juegos es un sistema que premia al jugador que «juega mejor», esto es, que no ataca a lo loco, otorgándole mayor daño en el combate y la posibilidad de realizar un ataque especial extra. Este sistema evalúa el estilo cada diecisiete segundos, de manera que esa ventaja no es algo que dure eternamente.
Técnicamente es un título avanzado y cuenta con gráficos en alta resolución fantásticamente animados. Es posible que la paleta de colores empleada sea demasiado oscura, pero parece una decisión de diseño lógica teniendo en cuenta el tono del videojuego. El aspecto sonoro incluye algún tema vocal, aunque los menos amigos de lo japonés no estarán del todo de acuerdo en que esto pueda ser algo bueno.
Un dato a destacar es la inclusión de una historia relativamente profusa, que si bien se puede obviar, nos recuerda que este juego vino acompañado en Japón de otro, enmarcado en el género de las visual novel, y puede que en un futuro no demasiado lejano aparezca algún anime. Un tipo de fusión entre medios muy visible desde la aparición de los juegos de lucha. En cuanto a lo demás, el título cuenta con todos los modos necesarios para funcionar sin problemas, especialmente si tenemos más jugadores con nosotros a la hora de disfrutar de las partidas.
A pesar del declive que relato en mi extensa introducción, hay que reconocer que entre Street Fighter IV y derivados, los juegos de Arc System Works —Guilty Gear y BlazBlue— y los empujones de los Smash Bros., además de la aparición de los eSports, el género de los juegos de lucha está viviendo algo parecido a una segunda juventud.
Realmente no puedo recomendar Under Night in Birth aduciendo una falta de competencia cuando ahí mismo está el reciente Persona 4 Arena Ultimax, posiblemente uno de los mejores juegos de lucha en dos dimensiones de los últimos años. Pero sí debo recomendarlo porque se lo ha ganado con un nivel de calidad muy elevado en muchas de sus características. Quizás su única desgracia sea su oscuro orígen y los problemas de su modo en línea. Es cierto que siempre podemos jugar con amigos cercanos o centrarnos en el modo para un solo jugador, pero evidentemente es esa la forma más interesante de enfrentarse a un juego de lucha. Si la carencia de un multijugador robusto no es un problema, Under Night in Birth para Playstation 3 es realmente disfrutable, y si lo es, siempre puedes darle un tiento.