Como habéis podido comprobar, en parte debido a lo mucho que hablo de la saga Ys, el Action RPG es un género que intento disfrutar tan a menudo como puedo. Suelen ser juegos con conceptos que aprender bastante sencillos que van aumentando en complejidad con el desarrollo de la partida, pero en ningún momento cae en ese ritmo un tanto más lento que acompaña a los JRPG de combates por turnos o un tanto más estratégicos.
En esta ocasión el turno de crítica es para otro título de Nippon Ichi Software, donde tomaremos el control de un pequeño guerrero —Hundred Knight— a las ordenes de la bruja Metallia en una aventura donde nuestros mayores enemigos no serán un monstruos.
Come to me Hundred Knight
La historia da comienzo cuando Metallia nos crea e invoca. Habría que comenzar explicando que Metallia es una joven bruja confinada a vivir en la orilla de un pestilente y presuntamente venenoso pantano. Debido a sus planes expansionistas y deseos de venganza, Metallia nos ordenará que expandamos el pantano haciendo estallar unos capullos que contienen parte del cenagal. Con ello lograremos que Metallia pueda ir moviéndose por el escenario que está a nuestra disposición y que podamos cumplir sus órdenes —como ser carente de inteligencia que somos—. Evidentemente, esto es sólo el comienzo. Tras la orden inicial comienza una trama con bastantes giros, enrevesada y delirante, dos adjetivos que ya son marca de la casa del estudio. Por desgracia todos los personajes tienden a caer mal por sus actos y está relatada con un ritmo plomizo donde abundan conversaciones interminables que no aportan nada al devenir de nuestros actos e introducen chistes bastante poco afortunados. Manejamos a una especie de enano sin carisma, ordenados por una bruja que fácilmente cae mal, y cuyos enemigos aportan más bien poco a la trama. En resumen, el elenco de personajes que da pie la nuestra aventura dificilmente logrará acaparar interés. Solamente el tramo final puede llegar a salvar ligeramente la historia —aunque en ocasiones parece trate de ser repudiada por sus continuos cortes durante las escenas de juego—.
Los enemigos no son la mayor amenaza
En el momento de ponernos a los mandos del juego podemos comprobar que parte de las bases del género. Una cámara cenital, combos para atacar y bastantes enemigos que no cesan de regenerarse por todo el escenario. A priori nos encontramos ante todos los ingredientes para pasar un rato entretenido —al menos en cuanto el juego deja de interrumpirnos con largas conversaciones—, sin embargo su mezcla consigue ser desesperante. No se puede considerar a The Witch and the Hundred Knight un juego difícil en cuanto al desarrollo de la partida, pero sí molesto. Molesto por una cámara que siempre bloquea la visión por árboles u otros objetos del escenario, impidiendo que podamos ver a nuestro avatar y, por ende, no permitiendo que podamos combatir con la comodidad que un título de estas características requiere. No contento con ello, los modelos del escenario son técnicamente simplistas pero artísticamente detallados con tan mal tino que en más ocasiones de las deseables los enemigos son difícilmente diferenciables. Ambos defectos combinados producen un cóctel de razones para morir de forma injusta.
Si conseguimos pasar por alto la molesta dificultad añadida, nos encontramos con un personaje que puede atacar, cubrirse, esquivar y correr en base a una barra de energía, de forma que hay que planificar qué hacer en cada momento. Su manejo responde bien a la cruceta del mando pero el sistema de combate es poco ágil, con movimientos lentos y toscos, y lograr terminar de convertir los combates en algo incómodo de jugar. Además contamos con unas «calorías» que vienen a hacer de cuenta atrás para recorrer el escenario. Nuestro personaje no puede permanecer muy alejado de Metallia y va perdiendo energía conforme actúa lejos de su invocadora, de forma que tenemos en todo momento un límite de tiempo para explorar. Una mala idea a ser implementada, pues corta el ritmo de exploración y no aporta nada interesante a la mecánica.
Mal representante del género
Estamos ante un género donde la acción se debe ver de forma clara, el combate ha de ser cómodo y el avance ágil, y sin embargo el título adolece de todos estos puntos. The Witch and the Hundred Knight no hace gala en ningún momento de los puntos fuertes de un género que nos ha dado joyas como la ya nombrada saga Ys, Terranigma, Alundra o Dark Cloud. Pero más allá de esas evidentes taras, que difícilmente llegarán a divertirnos, ofrece un argumento que no anima a completarlo. Una verdadera lástima.