En el caso de la mayoría de los españoles, nuestra única relación con Dinamarca se limita a la admiración por Michael Laudrup —si ya tenemos una edad— y las latas de galletas de mantequilla usadas a modo de costurero por nuestras madres y abuelas. Particularmente, yo he tenido la suerte de visitar, aunque solo fuesen dos semanas, este curioso país. A pesar de su pequeño tamaño, Dinamarca es un enclave importante dentro de Europa ya que se trata de un punto de enlace esencial entre los países nórdicos de la zona escandinava con el resto del continente europeo, con el puente de Oresund entre Copenague y Malmö como máximo exponente. Esto ha hecho del pueblo danés una población de gran iniciativa y con calado en el resto del Viejo Continente. Como no podía ser de otra forma, este carácter también ha llegado al mundo del videojuego y, desde la escena indie, el pasado 12 de mayo la compañía Osao Games debutó con Chronology, un juego que lleva meses anunciado a bombo y platillo por los canales habituales del desarrollo independiente.
Chronology es un videojuego de plataformas que se entremezcla con tintes de aventura en forma de sencillos puzles que nos van abriendo paso a lo largo de la historia. Todo esto, enmarcado en un entorno bidimensional, en lo que ya se está convirtiendo en un subgénero muy habitual en las producciones indie. Hasta tal punto que, nada más empezar a jugar, su mecánica nos va a recordar poderosamente a Limbo, aunque sin la estética burtoniana de este último.
El título nos cuenta la historia de una población de la que todos sus avances tecnológicos y mecánicos están basados en la energía geotérmica proveniente de los vapores que surgen del subsuelo. Dicha energía ha servido para que los habitantes de la zona puedan fabricar todo tipo de mecanismos para facilitar su vida. Sin embargo, el ansia de poder de El Mentor ha llevado a que se abuse de esta energía, lo que prácticamente ha llevado a la destrucción de la ciudad y la ha convertido en un entorno árido y sin vida.
Nuestra participación en Chronology reside en asumir el rol de un viejo inventor, antiguo compañero de El Mentor, que de repente se despierta en medio del bosque sin saber muy bien que ha pasado. Según vayamos avanzando en los primeros niveles, irá recordando poco a poco cómo ha llegado a esta situación y se pondrá manos a la obra para intentar detener a nuestro enemigo en la historia.
Las habilidades iniciales de nuestro protagonista parecen limitarse a correr y saltar pero, en poco tiempo, caeremos en la cuenta de que también es capaz de viajar a voluntad al pasado, justo antes de que la destrucción de la zona llegase. Según sus creadores, este sistema de tiempos está inspirado en Day of the Tentacle, aunque, puestos a buscar similitudes, yo lo veo más cercano a Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo —salvando las distancias, evidentemente—. Resulta que estos viajes en el tiempo serán esenciales para resolver los puzles y tendremos que jugar con ellos. Por ejemplo, si regamos una planta en el pasado, aparecerá ya crecida en el momento presente. De igual manera, podemos mantener el estado de los objetos a través del tiempo; así, una caja del pasado estará deteriorada en el presente, pero si nuestro personaje la coge y entonces viaja al presente, la caja no se deteriorará.
Las mecánicas del juego no se limitan a esto ya que en poco tiempo aparecerá un nuevo compañero y podremos seleccionar a voluntad el personaje que queramos manejar: nuestro amigo inventor o un caracol con una concha mejorada mecánicamente que tendrá diversos poderes. A partir de ahora, aprovecharemos al caracol como punto de apoyo ya que este podrá ir por las paredes sin caerse, y tendremos la habilidad de parar el tiempo y afectar, de esta manera, a todos los objetos de la pantalla excepto a nuestros dos protagonistas. Además, el inventor puede llamarlo si se encuentra en una plataforma adecuada y el caracol se teletransportará hasta dicho lugar.
La jugabilidad combinada de ambos personajes también recuerda hasta cierto punto la jugabilidad de Braid, y es que Chronology no podemos decir que sea un videojuego muy original, sino que, simplemente, bebe de muchas fuentes distintas. De todas maneras, la dificultad de los puzles es mucho menor que la del juego de Number None, los cuales se encuentran más cercanos a los retos que proponía en su momento Limbo. Quizá ahí esté el principal problema del juego, ya que su curva de aprendizaje se atasca una vez que pasamos el tramo de tutorial. La dificultad no crece mucho y no tardaremos demasiado tiempo en avanzar por las distintas fases ya que, también, algunos de los puzles están poco inspirados. Si a esto le sumamos que Chronology no cuenta con demasiados niveles, pues la verdad es que en un par de horas o tres podemos dar por acabado el juego. Es una pena, porque la historia daba para una aventura más larga y no termina de tener coherencia el argumento con el desarrollo de los distintos niveles. De hecho, la parte final del juego se desarrolla de una forma algo atropellada y sin mucha tensión.
Si nos ponemos a revisar el apartado técnico, tanto los gráficos como la banda sonora están bien resueltos. Entran dentro del estilo que se está llevando en los últimos años en la escena indie y que está funcionando bastante bien. Cabe destacar especialmente los escenarios, sobre todo el cambio entre épocas gracias al buen uso de una extensa gama de colores para representarlos. La banda sonora acompaña perfectamente al videojuego aunque se te queda la extraña sensación de haberla escuchado antes; y, en cuanto al doblaje, digamos que es simplemente correcto. El mayor problema que se detecta es el control, ya que parece que el videojuego no haya sido testeado todo lo que hubiese sido deseable y en ciertos lances de la aventura hay diversos bugs que pueden dejarnos atascados. Además, las teletransportaciones y las paradas del tiempo, cuando se realizan en lugares y en momentos concretos, pueden dar lugar a resultados algo extraños y fuera de control.
Pero, más allá de estos pequeños fallos que supongo que se irán puliendo en sucesivas actualizaciones, lo cierto es que Chronology es un videojuego bastante entretenido que nos hará pasar un buen rato alguna que otra tarde. Otro tema es si merece la pena pagar su precio para tan escasas horas de juego y si no sería más rentable emplearlos en otro. Cuestión de gustos, sin embargo, este título se encuentra tan destacado dentro de los círculos independientes que puede que termine volviéndose en su contra, al ser un buen juego pero tampoco como para destacarlo especialmente.