Vaya por delante que pocas decisiones tan poco acertadas puede tomar alguien, como cambiar el subtítulo de Power of Illusion por el de Mundo Misterioso para el público hispano parlante. Ya puestos, sus creadores podían haberlo llamado: Mickey Épico: El poder de la ilusión. Mal en traducción, y mal en espíritu, ¿por qué? recordemos que el apósito of Illusion lo convierte en un heredero de esos plataformas mágicos de Disney realizados por Sega para sus consolas a principios de los 90, títulos como Castle of Illusion, World of Illusion, Land of Illusion y Legend of Illusion, que al lado de juegos como Quackshot o Fantasia se convirtieron en un referente del género y la envidia para los que no podían acceder a ellos.
A estos juegos hay que añadir otros realizados por compañías externas (como Capcom, Traveller’s Tales o Virgin). Ducktales, Mickeymania o Aladdin son algunos de los referentes empleados para hablar de buenos títulos en la época de los 8 y los 16 bits. Actualmente Disney ostenta una posición muy distinta, y es así a pesar de intentos tan bien orientados como el primer Epic Mickey, o productos tan dignos como Phineas & Pherb y Where is my Water. Así que, con vuestro permiso, seguiré refiriendo a él como Power of Illusion.
Cuando nos encontramos ante un juego que quiere recuperar la identidad de la saga of Illusion, y que cuenta con unos desarrolladores tan competentes como Dreamrift y los medios casi ilimitados de los que puede disponer Disney, es fácil caer en pensar algo como «¿qué puede salir mal?«. Por desgracia un vistazo preliminar a la prensa internacional, o incluso a la metacrítica, nos alerta de que el público no está demasiado de acuerdo con el producto.
La observación previa es importante pero no hay nada como adentrarse en el producto, y tras terminarlo hay varias conclusiones inevitables. La primera, que la crítica no la hace el público al que, en teoría, va dirigido Power of Illusion. La segunda, que alguien con mucho mando en el desarrollo del juego tampoco sabe muy bien a qué público van. Y lo tercero, que a pesar de todo, es un buen juego y tal vez Internet cree un efecto cascada en las quejas poco saludable para productos como éste.
La historia de Power of Illusion es sencilla, y enlaza con el primer Castle of Illusion. Ha aparecido un Castillo de las ilusiones, con la malvada Mizrabel al mando, y han capturado a muchos de los personajes Disney, de manera que Mickey (con el apoyo logístico de Oswald) tiene que lanzarse a detener a la bruja antes de que sea demasiado tarde. Así que Mickey coge su pincel del poder, y se pone manos a la obra en un juego que mezcla plataformas con la resolución de problemas.
El planteamiento de los niveles es básicamente el de un plataformas de manual, pero tiene dos elementos que intentan innovar. El primero es la posibilidad de dibujar en cualquier momento de la partida, tanto para hacer aparecer o desaparecer un elemento que podemos ver en la pantalla de abajo de la 3DS, como para invocar un boceto, que nos ayudará de una u otra manera. Un elemento que a tenor de la crítica parece haber causado confusión entre el público. El segundo, es una especie de juego en paralelo consistente en satisfacer las necesidades de cada personaje que rescatemos. Tal vez sea gracioso para los fans de los personajes de Disney, pero tiene muy poca enjundia como mecánica, sobretodo al basarse habitualmente en repetir el recorrido de una fase, hablar con otro personaje o pintar algo. Mezclar esto con un juego de plataformas de manual no creo que haya sido la mejor idea, y sin duda alguna viene a intentar aumentar artificialmente la duración del juego, que tal vez se hubiera podido quedar un poco corto sin esta argucia. En casos como éste es donde toca dar la razón al dicho «lo bueno, si breve, dos veces bueno«.
Los elementos tradicionales se basan en el uso de ataques, tanto de cerca como de lejos, así como la recolección de objetos para hacer más fácil el avance. Y sólo tiene una pega, la lentitud de Mickey al desplazarse es algo que se nota especialmente si venimos de jugar a algún título actual, aunque una vez nos acostumbremos no es tan terrible, y realizando pintadas o acertando con los ataques activamos una barra que hace a nuestro ratón mucho más rápido y ágil. Algo que sorprende es el salto de dificultad que hay entre el segundo y el tercer mundo. No recuerdo el sufrir tantas y tan injustas muertes en un juego de plataformas de este estilo en los últimos años. A lo largo de estas fases cualquier paso en falso puede acabar con el ratón encima de una trampa mortal, con un tiburón quitándote de un bocado el último corazón, o encontrándose con un murciélago tras un salto a ciegas. Sorprendente, y sin duda alguna es algo que los fans del original pueden agradecer, pero no los chavales de hoy en día.
Aún con todos los fallos mencionados se trata de un buen juego de plataformas, que puede ser muy disfrutable por los fans de la saga original, con un aspecto gráfico espectacular (especialmente si activamos el 3D) y una banda sonora orquestada fantástica. Sin duda alguna, un título merecedor de como poco un vistazo para saciar la curiosidad que nos pueda causar.