Aprovechando la celebración de los Juegos Olímpicos en Londres y como complemento a la crítica de mi compañero Ramón, vamos a echar una mirada atrás para revisar uno de los videojuegos más rarunos que se han basado en la celebración de una Olimpiada.
Tenemos que trasladarnos al año 1992, cuando la XXV Olimpiada se celebró en la Ciudad Condal, siendo todo un acontecimiento en España. Esto también se trasladó al mundo de los videojuegos, pese a que la Edad de Oro del Soft Español estaba en plena decadencia las pocas compañías patrias que quedaban vivas decidieron aprovechar el tirón. De esta manera, aparte del título oficial de US Gold, Olympic Gold Barcelona ’92, habría un triple lanzamiento en España: Olympic Games 92 por parte de Opera Soft; y por parte de Topo Soft, Olimpiadas 92: Atletismo y el juego que hoy nos ocupa, Olimpiadas 92: Gimnasia Deportiva. Lo primero que destaca del título es la disciplina en la que está basado, pocos videojuegos encontraremos basados en la Gimnasia Rítmica.
Olimpiadas 92: Gimnasia Deportiva nos permite competir en ocho pruebas distintas: potro masculino, potro femenino, asimétricas, anillas, barra fija, barra de equilibrios y suelo. Inicialmente elegiremos el número de jugadores, ya que permite hasta la participación de cuatro personas por turnos, eligiendo justo después el país que querremos representar entre seis posibilidades. Los representantes de cada uno de estos países son gimnastas reales de la época en las disciplinas tanto masculina como femenina (en el caso de España los elegidos fueron Sergio Cuenca y Eva Martín). Tras esto, elegiremos entre realizar el entrenamiento de cada una de las pruebas o realizar la competición olímpica completa.
Las disciplinas nuevas suelen traer consigo sistemas de juego novedosos, en este aspecto nos encontramos con lo que hoy llamamos Quick Time Events, un sistema conocido en aquella época pero poco usado. En la parte superior de la pantalla podemos ver las animaciones de los gimnastas, las cuales iremos dirigiendo pulsando entre distintas opciones que se nos presentan en la parte inferior. Cada una de estas opciones representa un movimiento, el cual tenemos que ejecutar en el momento justo para realizar un ejercicio perfecto. Para ayudarnos en nuestra tarea, un pequeño destello blanco nos irá indicando en que movimiento hay que ir ejecutando los movimientos, pero seguiremos requiriendo de una gran pericia del ratón para hacerlo en el instante justo.
La idea era bastante original y resulta divertida de inicio pero la acción se desarrolla sobre «raíles», cada prueba tiene un orden preestablecido por lo que, por un lado, se resta libertad en la ejecución del ejercicio y, por otro, bastará con aprenderse de memoria las secuencias para conseguir la máxima puntuación.
En lo que se refiere al trabajo artístico, nos encontramos con un esfuerzo mayor que otros títulos españoles de la época. Topo Soft intentaba adaptarse a la era de los 16 bits y realizó el videojuego pensando en la tarjeta VGA de 256 colores (olvidándose de la horrible costumbre de programar en CGA para PC). Los diseños de gimnastas y pabellones son correctos, y las animaciones muy completas, algo esperable por el sistema de juego que implementaron.
Una de las grandes sorpresas del juego nos la encontramos en el apartado sonoro, ya que la música sería realizada por Big Toxic, conocido productor de música electrónica que por aquella época era miembro de Fangoria. Esta colaboración era un intento de Topo Soft de adentrarse en la vorágine multimedia que empezaba a producirse en el mundo de los ordenadores compatibles y, si bien la partitura no era nada del otro jueves, si es cierto que la calidad de sonido es muy superior a otros títulos de la compañía, algo que también se puede percibir en la digitalización de efectos sonoros.
Olimpiadas 92: Gimnasia Deportiva es un título que tan solo nos dará unas cuantas horas de diversión pero que resulta interesante revisar para conocer su curioso sistema de juego. Por otro lado sirve de epílogo de Topo Soft, para que podamos ver como hacía los últimos esfuerzos (su actividad acabaría un par de años más tarde con Luigi in Circusland) por conseguir adaptarse a los nuevos tiempos, algo que no conseguiría por las grandes exigencias económicas que tenían las nuevas tecnologías.