Hoy toca hablar de uno de los más grandes desarrolladores de la historia de los videojuegos, una mente privilegiada a la hora de encontrar nuevos métodos de juego y en conseguir el éxito comercial con temáticas que, a priori, estaban encaminadas al fracaso. Estamos hablando del gran Sid Meier. Más conocido por títulos como Civilization, Colonization o Railroad Tycoon, lo cierto es que Meier ha explorado practicamente todos los aspectos de la simulación y la estrategia llevando dichos géneros desde lo residual al éxito internacional.
En esta ocasión vamos a retratar Sid Meier’s Covert Action, uno de sus títulos menos conocidos pero que destaca por ser uno de los juegos de Meier con una mayor experimentación en metodologías de juego. Se trata de un simulador que pretende hacernos vivir la experiencia de ser un agente secreto de la CIA. Curiosamente, comparte título con una película italogriega de 1978 que, precisamente, trataba de de las aventuras de un agente secreto de la CIA. No es la única referencia que se hace al mundo de la ficción, ya que nuestros protagonistas se llama Maximilian y Maxine Remington, que fácilmente nos recuerdan a los protagonistas de famosas series de televisión (Maxwell Smart de Super Agente 86 y Remington Steele, personaje de la serie homónima protagonizada por Pierce Brosnan).
Para el sistema de juego de Covert Action, Sid Meier se basaría en otro de sus éxitos, Pirates!, por lo que podemos ir intuyendo que vamos a encontrar una buena mezcla de géneros, en el que la parte estratégica se funde con minijuegos que nos acercan a una experiencia de simulación. Nuestro objetivo es ir recogiendo distintas pistas y analizarlas para poder solucionar los retos que nos plantea nuestro superior.
Inicialmente escogemos entre uno de los dos agentes protagonistas, pudiendo personalizar nuestro nombre en clave, para a continuación elegir entre cuatro niveles de dificultad. No existen dos agentes secretos iguales, así que también definiremos con entrenamiento nuestras habilidades en distintas áreas especializadas: conducción, combate, electrónica y ciencia forense. Una vez definido nuestro personaje tenemos que ir a ver a nuestro jefe que nos irá indicando nuestra primera misión.
Dentro de las oficinas de la CIA recogeremos la información básica de la misma, ya sea leyendo teletipos, revisando informes o haciendo consultas al Servicio de Inteligencia. Estas pesquisas nos indican hacia donde encaminarnos y nos permitirán ir al aeropuerto a coger un avión para desplazarnos a cualquier lugar del mundo, pedir ayuda al Mossad, reclutar mercenarios e incluso interactuar con la Jihad. Al encontrarnos en el lugar deseado podremos interactuar con distintas acciones que quedarán representadas por minijuegos. De esta manera usaremos nuestras habilidades en electrónica para «pinchar» teléfonos o hacer puentes en vehículo, o bien nuestra habilidad de espías para acceder de forma «invisibles» a distintos edificios y poder buscar por sus habitaciones. De igual modo, existen escenas de conducción para huir o hacer persecuciones, y momentos en los que pasar a la acción con todo nuestro arsenal. Si conseguimos acabar con éxito la misión nuestros logros pasarán a formar parte de nuestro historial y podremos conseguir un ascenso.
El apartado técnico es algo escueto, enfocado al componente estratégico, y aunque cumple bien su función dentro de los minijuegos lo cierto es que da la sensación de estar algo por detrás de otros títulos de la época. Eso no impide que tengamos una gran variedad de localizaciones y perspectivas que ayudan a la inmersión argumental. Como banda sonora nos encontramos con un buen tema que nos recuerda a las películas del género policíaco, pero cuya constante repetición puede terminar por acabar con nuestros nervios.
Como os podéis imaginar nos encontramos con un juego totalmente adelantado a su tiempo, con una profundidad sin precedentes y donde se abarca una gran variedad de conceptos relacionados con el mundo de los espías. Sin embargo, es cierto que el resultado final no termina de ser redondo. Los minijuegos están muy bien ideados y por regla general son bastante divertidos pero presentan sistemas de juego muy diferentes entre si, esto hace que al conjunto le falte cohesión. A veces da una sensación de estar ante una recopilación de minijuegos más que ante un juego unitario. De hecho, por ese mismo motivo Sid Meier ha declarado en alguna ocasión de que no terminó del todo satisfecho con el resultado, definiendo en sus futuros proyectos lo que sería la «Regla Covert Art«, en la que no se deben intentar aunar demasiados juegos distintos en uno solo.
Estemos de acuerdo o no con esas declaraciones de Meier, sí es cierto que dice mucho de la capacidad de autocrítica del creador. Incluso quizá sea demasiado duro consigo mismo ya que ¿os imagináis un videojuego que aunara lo mejor de L.A. Noire, Driver, Splinter Cell y Hitman? A vosotros no sé, a mí me parece realmente apetitoso.