Allá vamos.

1º Game Boy. Por catálogo, duración de pilas, precio tamaño y carisma esta es mi favorita. A día de hoy todavía no conozco ninguna portátil que tuviera tantos juegos a los que deseara jugar. No era la más potente pero de nota media era la mejor.

2º Atari Lynx. Nunca tuve una entre mis manos hasta hace unos meses. La única información que tenía era de las pocas apariciones que le dedicaban en la Hobby Consolas y he de decir que es una verdadera lástima que no triunfara. En sus circuitos había un potencial oculto que no se explotó hasta la llegada de las 16 bits y el modo 7, rotaciones de píxeles, etc. Es acojonante pensar que antes de la Gameboy ya existía una portátil que podía haber soportado juegos como Mario Kart, Wolfenstein o Pilotwings. ¡Dos generaciones adelantada!. Además, a pesar de tener muy poco catálogo, tiene alguna joyita que otra y un olor a recreativas que es adorable.

3º PSP. Como bien dijo Sony, el Walkman del siglo XXI. Vale que la DS vendiera más pero estamos hablando de una consola portátil con pantalla panorámica, internet, mp3 y mp4. Un centro de ocio que surgió cuando los aparatos multimedia todavía estaban en gayumbos. Su pega, creerse que es una PS2 de bolsillo.

4º Game Gear. Otro maquinón que goza de algunas exclusividades para quitar el hipo. Con una pantalla cojonuda, compatibilidad con Master System y adaptador de televisión. ¡Televisón en tu consola!

5º GP32. Sinceramente no recuerdo por qué me compré una GP32 pero con ella descubrí otro mundo. Una portátil sin juegos, completamente open source y con una comunidad dedicada a trastear con ella. Cada semana había una sorpresa nueva. Si encima puede jugar al Doom en ella y programar con Fénix ya ni te cuento.