A principios de enero del presente 2013 Sony anunció el cese en la fabricación de Playstation 2 a nivel mundial. La segunda videoconsola de Sony en las fechas del anuncio había vendido la cifra de 153 millones de unidades por todo el globo, además, durante su primera etapa, logró imponerse por encima del último envite de Sega en el terreno del hardware, al primero de Microsoft mientras Nintendo iba a la deriva con Gamecube y, durante la última, resistió como opción económica ante toda una nueva generación de videoconsolas.
Sin duda, han sido trece largos y cambiantes años en los que su extenso catálogo de títulos ha sido su principal embajador. Y, desde VideoShock, queríamos hacer un homenaje a la máquina rememorando los mejores videojuegos cuyo origen ha sido la Playstation 2; sin multiplataformas ni conversiones. Esperamos que disfrutéis de la defensa de los mismos, y si hemos obviado algún imprescindible de Playstation2 no dudéis en añadirlo desde los comentarios.
Eduardo Garabito
God Hand
Infravalorada en más ocasiones de las deseables (véase un número igual o menor a cero) el estrambótico canto de cisne de Clover Studios se bailó a ritmo rockabilly, marcado principalmente por el batir de nuestros puños sobre una infinidad de demonios travestidos, enanos «cosplayeados» de Power Rangers, u otras entre las muchas perversiones marciales que se interponían en nuestro camino. La inefable riqueza de God Hand no se entiende si no es a sus propios mandos, disfrutando ciegamente de un derrape mental a caballo entre la autoparodia de todo un género (el “yo contra el barrio”, ¡qué cojones es eso de beat ‘em up!) y la refinadísima jugabilidad de una obra que deja constancia a gritos de una manera inimitable de hacer videojuegos.
Julian Escrich Fajardo
Ico
Dos personajes que no se entienden, un castillo, un palo y una historia de cuento de hadas. Nada en ICO es rompedor, pero todo en él es mágico. La obra maestra de Fumito Ueda toma como base un juego de aventuras y lo transforma en una fábula donde nuestro valiente Ico, abandonado en un castillo debido a su nacimiento con cornamenta, tratará de huir junto a la desprotegida Yorda, de la cual no entiende una palabra pero comprende que está en grave peligro.
Plataformas, exploración, ligeros combates, acertijos y, sobre todo, una creciente preocupación por el destino de nuestros personajes nos acompañarán hasta que consigamos dar fin a su esforzada odisea.
Jak & Daxter
Cuando hablamos de las consolas de Sony, hay que hablar invariablemente de un estudio como Naughty Dog. No en vano sus títulos suelen copar la lista de favoritos de cada una de las plataformas de la compañía japonesa, y no fue una excepción en la ya difunta PS2.
Podríamos hablar de la trilogía, pero permitidme centrarme en su primera entrega, pues hacía gala de una evolución exquisita del género de las plataformas. Personajes carismáticos, dificultad excelentemente medida y, sobre todo, unos escenarios que aprovechaban perfectamente todas las posibilidades jugables implementadas. Las secuelas dejaron de lado ese componente «plataformero» para convertirse en buenos juegos de acción, pero no llegaron a los niveles de calidad con los que se nos deleitó en la presentación de esta magnífica pareja.
Pablo Algaba
Shadow of the Colossus
Shadow of the Colossus llegó a mi vida como ese rayo que entra por la ventana y golpea eléctrico en el centro de la cabeza. Ni siquiera un trabajo tan sobresaliente como Ico me preparó para el martillazo emocional que iba a recibir ni para el cortocircuito en la glándula de las expectativas que supuso este segundo juego de Fumito Ueda. Daba por supuesto que la intención de SotC iba a ser la de tirar por el camino de lo emotivo e intentar ponerme un nudo en la garganta, pero nunca pude ver venir hasta qué punto iban a tener éxito en este propósito, ni la eficacia del método y las herramientas para conseguirlo. A medida que se avanzaba en el juego, era cada vez más evidente que la historia de Wander y Agro no iba a ser la fantasía épica de un vulnerable David contra malvados Goliats que esperaba, sino una tragedia sobre la soledad, la obsesión y la autodestrucción que invitaba a replantearnos la misma naturaleza heroica del protagonista, un muchacho que no duda un instante en matar a colosos majestuosos -de una belleza terrible, a medio camino entre la ballena blanca y el unicornio- que se revelan como las auténticas víctimas del juego. Que desde la radical estructura de juego, pasando por el control de personajes, hasta la sutil expresividad de las animaciones, no haya ni un solo elemento que no trabaje para definir estos temas y para construir esta emocionante experiencia es algo que todavía me maravilla.
Ramón Nafria Nagore
Yakuza
Apareció tarde y no es perfecto, pero el inicio de la saga Ryo Ga Gotoku es un gran mix de juego de rol, beat ‘em up y sandbox que nos pone a los mandos de uno de los mejores y más trabajados personajes humanos de la historia de los videojuegos. Su historia es realmente adulta y nos lleva al Tokyo actual donde viviremos una historia de traiciones, lealtades, amores y odios mientras aporreamos con estilo a una cantidad ingente de matones nipones. Mientras tanto haremos que el nombre de Kazuma Kyriu sea cada vez más respetado, temido y admirado por todo Kamurocho. Si dejamos de lado las cargas y ciertos errores en algunas peleas, es, sin duda, uno de los mejores juegos de la última época de Playstation 2.
Katamari Damacy
Cuando a Keita Takahashi le dijeron que uno de sus prototipos para Namco se convertiría, finalmente, en un juego completo, no se lo podía creer. Y menos mal que fue así, pues de otra manera nos hubiéramos perdido la extrañísima historia en la que el Rey del Cosmos, tras cargarse el Universo, decide poner a su hijo en la misión de rehacerlo. Esta titánica labor es posible gracias al uso del Katamari, una bola que crece conforme se adhieren objetos más pequeños que ella de manera que cada vez se pueden adquirir objetos de mayor tamaño. Aquí solo nos llegó la secuela, pero con ella ya pudimos disfrutar de su humor, su música y toda la diversión que pueden ofrecer, añadiendo además un modo multijugador a pantalla partida para jugar en parejas.
Zone of the Enders
Fue uno de los primeros juegos de Playstation 2 y, lamentablemente, llamó más la atención por ser el juego que traía la demo del esperadísimo Metal Gear Solid 2 que por sus propios méritos. Por suerte, tras su salida y a pesar de su brevedad, sus jugadores lo convirtieron en un título de culto. Era una época en la que Evangelion aún era un recuerdo muy fresco entre todo aficionado al anime, y ocupó ese hueco por la ausencia de ningún juego derivado de la obra del estudio Gainax. Su secuela no es tan impactante, a pesar de su fantástico estilo gráfico y de ser más completo como juego, y recientemente han recibido ambos una interesante versión para las consolas de la «actual generación».
Persona 3
Tras dos (pesadísimas) entregas que no aparecieron en Europa, pocos podían suponer que la tercera parte de Persona llegaría aquí, y además lo hizo no sólo por partida doble, sino acompañado de la cuarta. Con un sistema de juego muy mejorado respecto a los anteriores, nos encontramos con una curiosa mezcla de simulador de instituto con dungeon crawler, donde podemos tanto ligar con nuestras compañeras de clase como dar cuenta de todo tipo de seres sobrenaturales. Un verdadero ejemplo de juego de rol japonés que es capaz de demostrar que se puede afrontar este tipo de género fuera de los tópicos en ciencia ficción y fantasía heroica, aportando, además, posibilidades poco empleadas hasta ahora.
Antonio López Abad
Road Trip Adventure
¿Un RPG donde podemos usar una furgoneta alada para jugar un partido de fútbol? ¿Qué locura es esta? Pues es, ni más ni menos, Road Trip Adventure, enésima entrega de la saga Choro-Q, y una de esas extrañas propuestas que tan interesante hacían a la PS2. Con la excusa de ser un coche con aspiración a presidente de una empresa, Road Trip Adventure nos introducía en un adorable mundo de carreras, minijuegos locos, cientos de modificaciones para coleccionar y coches que hablan. A primera vista puede parecer algo tosco pero es de esos juegos que nos ganan poco a poco y que no podremos dejar hasta conseguir todos los emblemas, comprar todos los accesorios y conocer a todos sus adorables personajes. En definitiva, un juego con razones más que suficientes para considerarlo la mejor de esas joyas de bajo presupuesto que plagaron la vida de esta consola.
Jose Antonio Herrera
Dragon Ball Z Budokai
Vamos a ponernos en situación: Dragon Ball es una de las series de animación japonesas más famosas y con más adaptaciones al videojuego, pero también es cierto que nunca llegaban a ser un reflejo fiel tras los pads que llenase por completo al fan de Goku y compañía. Pero Dimps, de la mano de Bandai, dejó ante nuestras narices una de las mejores traslaciones de la historia de la saga Z que se han hecho jamás, abarcando desde el secuestro de Gohan por parte de Raditz hasta el combate final contra Célula en su torneo. Cada escena, cada combate de la serie tenía un equivalente en el desarrollo del juego tan fiel que a veces era como estar viendo la propia serie, pero con el aliciente de poder decidir (con las limitaciones propias del género que no deja de ser un juego de lucha). Además, todo esto se veía representado en pantalla con una técnica ya existente pero que alcanzó con este título un nivel óptimo, el cel shading, que dotaba a los gráficos del juego de un toque de dibujo animado que le venía como anillo al dedo. En definitiva, este título y la saga que inició se convirtieron en el sueño húmedo de todo fanático de Dragon Ball capaz de disfrutar de los juegos de lucha sin complicaciones.
Devil May Cry
Lo que comenzó como una posible secuela de Resident Evil, de la mano de Hideki Kamiya, una de las piezas clave de esa saga insignia de Capcom, acabó siendo el hack ´n slash 3D por antonomasia de la plataforma influyendo en sagas posteriores como por ejemplo God of War. Pero volviendo a las aventuras de Dante, ¿quién no querría ser un semidemonio, armado con dos pistolas y una espada legendaria? Y, de paso, cargarse oleada tras oleada de enemigos, cada cual más espectacular y terrorífico, y todo ello con una chulería envidiable. Si a eso le añades una banda sonora cañera hasta la saciedad, chicas sexys, y una jugabilidad bastante sólida (quitando la olvidable segunda parte), tenemos la fórmula para una saga que se mantiene desde hace más de 10 años dando guerra.
Kevin Cerdà
10.000 Bullets
Tiros, saltos acrobáticos, gángsters, tiros, explosiones, tiempo bala, tiros, superpoderes, bebop del bueno, Kung Fu, tiros, tiros y más tiros. Es un juego totalmente agridulce: cuenta con un argumento casi nulo sacado de Highlanders (enarbolando el leitmotiv de «solo puede quedar uno«), con una banda sonora fenomenal compuesta por Yasunori Mitsuda (compositor de BSOs como las de Chrono Cross, Xenosaga Episode 1 o Legaia 2: Duel Saga) que no pega para nada con la acción, con escenas de batalla sacadas directamente de The Matrix o de The One plagadas de enemigos clónicos, y con unos protagonistas bien diseñados e ilustrados que se convierten en seres extraños cuando se les «poligoniza» y se les sitúa en la acción. Cuando se combinan ideas tan potentes con una ejecución extraña y algo ortopédica no es de extrañar que salga un título de esos que jamás obtienen una secuela pero que, por alguna razón, años más tarde alguien los incluye en listas como esta. Y si mis palabras no bastan para expresar lo amoroso que es 10.000 bullets, que sirva de ejemplo su opening.
Alicia Guardeño
Ōkami
Un Action RPG donde, más que resolver mazmorras, lo que fija la atención es la exploración de un mundo con un excelente apartado gráfico que pretende demostrar la belleza de la pintura japonesa con un preciso Cel-Shading. Joya entre pocas, pero con debilidades: unas ventas pobres debido a la poca difusión por parte de las distribuidoras –acompañándole la bancarrota y posterior compra de estudio Clover por Capcom– y el hecho de que solo nos llegó en inglés con un vocabulario atípico que mezclaba términos de inglés antiguo con inglés moderno; acabaron empañando este juego grandioso tanto por su estética pionera como por su hermosa historia, que destilaba folclore japonés hasta por los enemigos –clásicos demonios y monstruos– y que lo remataba con una buena jugabilidad.
Vivir en tus carnes los mitos y leyendas de la mitología japonesa; encarnar a la diosa del sol Amaterasu bajo el pelaje de Shiranui, el lobo blanco destinado a luchar contra orochimaru (mito de la serpiente de ocho cabezas con el que empieza el juego); recorrer el mundo de nuestra protagonista pintando sobre él como si de un lienzo se tratase convirtiéndote, así, en el artista de una obra maestra con la única ayuda de tus pinceles celestiales. Un precioso artbook en movimiento y una historia cautivadora es lo mínimo que Ōkami nos ofrece.
La mejor saga exclusiva de ps2, para mí es kingdom hearts.