Graciosísima y muy inspirada versión de un clásico francés de principios de los 90, con unas cuantas diferencias que lo actualizan a los tiempos que corren en la actualidad. En esta ocasión el juego si cuenta con una historia muy alocada y disparatada en la cual nuestro alienígena (metrosexual, dato muy relevante para el editor) debe devolver el color rosa a Skweeklandia, para evitar que los skweekitas mueran del susto de tener el planeta de color azul.
Para ello, a lo largo de un montón de niveles, el objetivo es pisar todas las baldosas para cambiarlas de color, teniendo en cuenta que hay una serie de plantas carnívoras que hacen aparecer enemigos que nos matan, que tenemos un tiempo limitado para cada nivel, y que si pisamos fuera del sitio nos caemos y perdemos una vida. Por suerte Skweek es muy mono y adorable pero también capaz de lanzar disparos, las pantallas están llenas de objetos que nos ayudarán, y si usamos correctamente las baldosas especiales podremos solucionar mejor las pantallas.
El juego emplea dos sistemas de control bastante aceptables, teniendo en cuenta que originalmente el juego se maneja con botones reales, y ahora en lugar de botones virtuales se ha empleado un sistema de mover el dedo en la pantalla, lo que ciertamente funciona mejor en pantallas grandes, o la posibilidad de usar el sistema Fling, si lo tenemos es una gran ayuda. Además, si tocamos la pantalla dispararemos en esa dirección.
Con todo lo dicho hasta ahora, Skweek es un juego difícil, más que en las versiones domésticas y del estilo de la recreativa. Y esto es debido a que una vez perdemos todas las vidas podemos continuar, pagando con moneda virtual (que se puede conseguir con moneda real entre otras maneras). Eso si, es inevitable recomendar echar una partida para poder disfrutar de sus agradables gráficos, y su divertidísima banda sonora, en mi cabeza lleva sonando varios días.
Teniendo en cuenta que la descarga es gratuita, probarlo es imprescindible.