Entretener y divertir a la gente durante más de 30 años ya debería ser suficiente premio para el amigo Miyamoto, pero hoy se hace justicia ya que se ha alzado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, por delante de la agencia de fotografía Magnum y del filósofo francés, Edgar Morín.
Este premio se otorga a aquellos “cuya labor de creación e investigación en el conjunto de actividades humanísticas y en lo relacionado con los medios de comunicación social, en el marco de las ciencias y disciplinas contempladas por ambas actividades, represente una aportación relevante a la cultura universal”.
Quizá esto de los premios para algunos no signifique nada, pero para la sociedad en la que vivimos debe de ser muy relevante, hasta sorprendente, que un genio de los videojuegos sea el galardonado por este premio.