Hablar de Kirby para mi es hablar del más seguero de los héroes de Nintendo. Yo, que nunca he sido demasiado de la NES, le tengo a esta bola rosa un cierto respeto reverencial porque su juego era —junto con alguna otra excepción como Panic Restaurant— de los pocos que podías meter en la comparación con cualquier juego de Master System cuando hablamos de colorido y buen gusto gráfico. Y esto tiene cierto mérito porque Kirby no nació como Mario, Donkey Kong, Link o Samus Aran en la NES o los arcade, sino en la portátil blanco y negro de Nintendo.
De hecho, en esa entrega portátil Kirby era bastante más limitado, pues sólo podía convertir a los enemigos en estrella y lanzarlos. Todo esto ya vino en mi también reverenciado Kirby’s Adventure, y ya se mantuvo en Kirby’s Dreamland. La obra de Hal —no de Nintendo misma— nos da una pista de esa “seguerización” que arrastra Nintendo desde que uno de los padres de la criatura —Satoru Iwata— se hiciese su presidente. (más…)