Como me toca las narices leer textos largos tanto como a vosotros, el resumen de este artículo se reduce a esto: El secreto de Monkey Island fue el título que me enseñó que los videojuegos podían transmitir emociones. En concreto, la emoción de que se me saltaran las mandíbulas de tanto reír. Ahora ya podéis dejar de leer y volver a hacer click sobre vaquitas en Farmville.
Si por el contrario decidís seguir leyendo, soltaré mi chapa sobre lo importante que fue el título para la historia de los videojuegos y mi carrera en general. De entrada, un poco de historia sobre el título en cuestión… bah, vaya rollo. Casi mejor lo miráis en la wikipedia, que para eso está.
El secreto más buscado
Vale, lo de las emociones: Sí, claro, antes del Monkey (1990) había juegos y sí, claro, algunos podían provocar emociones. Generalmente estas estaban asociadas a la alegría de conseguir un objetivo, acabar con otro jugador en los que tenían alguna opción multijugador y poco más. Las máquinas recreativas apenas dedicaban tiempo a la historia, y los personajes eran planos cuando no simplemente arquetipos. (más…)