No vamos a descubrir la rueda si afirmamos que uno de los géneros más clásicos de las máquinas arcade es el de lucha. Títulos como Street Fighter, Mortal Kombat o Fatal Fury así lo atestiguan y, sobre todo en la década de los 90, el porcentaje de máquinas de este tipo en un salón recreativo era realmente alto. Pero no siempre fue así, de hecho fue un género que entró relativamente tarde en el mundo de los videojuegos y podemos establecer su origen a mediados de los 80.
Uno de estos títulos pioneros fue Karate Champ. A simple vista, no parece que sea un videojuego relevante en la historia; no suele aparecer en ninguna lista recopilatoria y los jugadores clásicos no suelen acordarse de él cuando indican sus juegos de referencia. Sin embargo, Karate Champ es esencial para comprender el género de lucha tal y como lo conocemos hoy, ya que estableció una serie de pautas que fueron seguidas más adelante por las sagas más míticas de este tipo de juegos.
Karate Champ llegó a los salones recreativos de la mano de Data East, compañía que terminó adquiriendo el calificativo de mito en los años posteriores dentro del mundo de las máquinas recreativas. El desarrollo del mismo fue llevado a cabo por Technos Japón, empresa emergente en aquel momento y que llegó a su máximo esplendor pocos años más tarde con Double Dragon.
La premisa es muy sencilla, participamos en uno de los torneos más prestigiosos del mundo de karate y tendremos que ir pasando rondas hasta eliminar al resto de los participantes. El primer nivel se desarrollará en el dojo donde, a modo de tutorial, aprenderemos las distintas técnicas que podremos ejecutar en los combates. El manejo del personaje se realiza usando dos joysticks, de tal manera que combinando las direcciones de ambos se podrán ejecutar las distintas llaves.
Cada eliminatoria consta de tres mangas, clasificándose el primer participante que gane dos de ellas, un sistema de rounds que terminó convirtiéndose en un estándar en el género. Según se van avanzando eliminatorias, la pericia del contrincante va aumentando progresivamente.
El sistema de combate tiene una búsqueda de un cierto realismo con el arte marcial, a pesar de la simplicidad del control. No existe barra de vida, ya que simplemente con conseguir ejecutar un golpe correctamente sobre el contrincante se ganará la ronda. De esta manera, hay que evitar ir ejecutando llaves a lo loco, intentando buscar el momento justo para realizarla y estando atentos a los movimientos de nuestro rival para repeler su ataque. Si el tiempo límite de la ronda se acaba, será el jurado el que decida cual de los dos karatekas es el ganador de la ronda.
Para evitar la monotonía en el desarrollo del juego, entre combate y combate se entrará en una fase bonus en la que se realizará un minijuego para aumentar la puntuación. Así, tendremos que golpear objetos que nos lancen o arremeter contra embestidas de toros. Más allá de la calidad de estos minijuegos en sí, cabe destacarlos porque fueron la base de una práctica que recuperarón los juegos de lucha años más tarde, donde tenemos a Street Fighter II como mayor exponente.
Con Karate Champ estamos ante un juego con una factura técnica impecable para ser un videojuego de 1984. Su original sistema de control era una gran solución para maximizar el máximo número de llaves posible. Esto se complementa con un especial cuidado en las animaciones, con una gran cantidad de imágenes por movimiento que permiten que los golpes sean bien reconocibles por el jugador y gocen de un buen realismo.
Pero la virtud gráfica no se queda ahí, ya que cuenta con una gran cantidad de fondos distintos, de gran colorido y con gran nivel de detalle para las fechas en las que estamos hablando. Del apartado sonoro lo más destacable se encuentra en el uso de voces digitalizadas para los árbitros, lo que cierra un apartado técnico que demuestra el mimo con el que los desarrolladores crearon el juego.
La popularidad de Karate Champ provocó que en el mismo 1984, Data East lanzara una versión para dos jugadores bajo el título de Karate Champ Player vs Player. Del mismo modo, la compañía nipona ofreció a partir de 1985 versiones para Commodore 64, Apple II y NES. El juego incluso se vio envuelto en polémica cuando Data East denunció a Epyx por el lanzamiento de World Karate Championship, aunque no prosperaran sus intenciones.
Es evidente que en la actualidad Karate Champ está totalmente desfasado y su control sería una locura para jugadores de hoy en día acostumbrados al uso de gamepads. Sin embargo, una revisión del mismo nos puede dar más de una sorpresa respecto a su calidad técnica dentro de su época y, sobre todo, por una buena cantidad de elementos reconocibles en multitud de juegos de lucha que podremos ver en él.
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