Posiblemente los más veteranos del lugar tengan grabada a fuego la increíble experiencia de jugar al clásico OutRun en una máquina arcade, de las de volante y cambio de marchas, al resto no les costará entender porque una recreativa así cautivó a toda una generación.
Volviendo al presente, y sin muchas preocupaciones más allá de manejar el volante u opcionalmente el cambio de marchas, entre giros y derrapes, en el presente juego se nos encomienda la única tarea de disfrutar del paisaje y llegar hasta Ocean Drive. El desafío está constituido por diferentes tramos de carretera a completar en un tiempo mínimo, sin enemigos ni obstáculos más allá del tráfico, al menos si excluimos nuestra propia habilidad con el cambio de marchas como enemigo. Una mecánica proveniente de una época donde impresionar resultaba más sencillo.
Todo el paquete viene adornado por un aspecto que no retoma el entorno pixelado del original, tampoco llega a la recreación completa en 3D que si mostraron otras versiones oficiales de la franquicia, pero si nos muestra nuevamente escenarios repletos de verdaderos objetos planos a alta velocidad. La música electrónica que nos acompaña durante nuestro camino es seleccionable desde nuestra radio digital. También podemos escoger si escuchar los comentarios de nuestro conductor sobre el terreno y la situación.
Este evidente homenaje del desarrollador independiente Need1D ofrece la experiencia que todos recordamos a un precio similar al de un par de partidas en una recreativa de las caras, apenas un euro.
Los más jóvenes, tal vez necesitados de un aspecto más trabajado, pueden preferir un juego como el MotorHeat de Milkstone pero este título es pura nostalgia embotellada para segueros empedernidos.