Amor por un género, eso es lo que destila este título desde su presentación (guiño a la producción norteamericana Grindhouse) hasta los carteles que acompañan a la selección de nivel, que emulan a películas de terror y se inspiran en el popular juego de zombis de Valve, Left4Dead. Su aspecto cuidado y pixelado, además del filtro omnipresente de grano de película maltrecha, refuerzan la sensación de cariño en la realización del producto.
Por si alguien aun no se lo imagina, estamos ante un juego de zombis para Xbox 360. Tras un accidente, con vertido de residuos incluido, los muertos comienzan a levantarse para devorar a los vivos. A lo largo de los tres niveles disponibles se incluyen mecánicas levemente distintas, que ofrecen un largo paseo por el que sobrevivir en los dos primeros y una misión de mera supervivencia a oleadas en la última. Siempre intentando acabar con el mayor número de zombis posible e intentando recolectar monedas.
El escenario, como si se tratase de un Beat’em Up de los noventa o del reciente Scott Pilgrim VS the World, se nos ofrece con una vista lateral de un plano inclinado, salteado de tiendas y algún obstáculo en el camino. Las armas que podemos adquirir resultan sencillas, casi familiares, y el control de las mismas, en el que usamos cada gatillo para disparar hacía la izquierda o derecha de la pantalla, supondrá una gran ayuda mientras huimos de nuestros enemigos. Aunque eventualmente no bastará con correr y el juego cooperativo en la misma consola, más que recomendable, es necesario y evidentemente mejorará nuestras expectativas de supervivencia.
Un delicioso título para fans del género zombi, pero tal vez su aspecto o el trillado género al que homenajea sean demasiado para cualquier otro.