Un curioso matamarcianos enmarcado dentro del frenético subconjunto de los manic shooters. Un tipo de juego rápido y letal, aunque en esta ocasión el título dispone de numerosas características destinadas a que rebaje su dificultad. Desde la poco habitual barra de energía hasta el hecho de que disparemos en automático todo el tiempo y únicamente debamos preocuparnos de esquivar, en realidad suele ser mucho.
La música electrónica y el curioso aspecto, mezcla de lo «mejor» de Karate a muerte en torremolinos y una mala tarde de anime, son interesantes pero no llegan ni de lejos a la originalidad de algunos grandes clásicos del género madre como podrían ser Parodius o del subconjunto como por ejemplo Ikaruga.
Curioso, apto para los incondicionales del género pero algo descafeinado.