Nacida en un nido vacio tras el rapto de toda tu familia a manos de los seres humanos la entrañable lagartija, de aspecto similar a Godzilla, cree que solo puede hacer una cosa vengarse de todos los humanos matándolos. Decidida y encaminada, nuestra pequeña lagartija (de varias decenas de metros) tiene que destruir cada ciudad que se encuentre a su paso, su escupitajo explosivo es capaz de acabar con cualquier edificio. Únicamente tendremos que guiar el lanzamiento cual catapulta, aprovechando en la medida de lo posible los elementos del escenario (por ejemplo, explosivos u otras estructuras). Por supuesto, los daños colaterales puntúan extra. Una suerte de mezcla entre Angry Birds y Rampage descafeinado que merece la pena probar… al menos durante unos minutos.
Recomendable por su aspecto y el pequeño toque gamberro del «guión», aunque la mecánica de juego ya está muy quemada.