Entrañable arcade de carreras de 1996 convertido a plataformas actuales en 2010. Si bien mantiene un aspecto correspondiente con el espíritu del original (desenfadado, colorista, alegre) el juego se ha tenido que reconvertir añadiendo modos y jugabilidad a las clásicas carreras (y competición de bombas). Así, nos encontramos con competiciones de fútbol, guerras de tomates o una especie de «capturar la bandera», entre otras, que no son precisamente lo que espera un usuario de juegos de carreras, y aunque le dan variedad, al obligar al jugador a completarlas para avanzar en la partida pueden provocar rechazo. Estéticamente muy agradable (a destacar los decorados y la elección de coches), con un regusto retro que no todos sabrán apreciar . Un juego de coches para un paladar determinado, aquellos que buscan diversión sin más y agradecen salirse de la norma