Hablar de un tema tan polémico como el online pass es entrar en un terreno delicado. Puede alargar conversaciones hasta límites insospechados, en muchos casos y sobre todo en este medio, demostrando como válida la ley de Godwin. Sería cierto decir que es fácil lograr con este tema comentarios salidos de tono. Y, pese a todo, también es cierto es que ya se han vertido mares de textos cuyas aguas están minadas de frases incómodas.
No voy a discutir sobre la posible utilidad de las quejas emitidas a raíz de este sistema; comulgo completamente con algo ya escrito por un compañero, cuya lectura, por cierto, os recomiendo a todos. Además, al margen de quien opine y de que acierte o no, hay lecturas interesantes sobre el online pass publicadas recientemente por algunos conocidos. Lo que de verdad me interesa son las implicaciones del sistema. Pero antes de entrar en materia voy a repasar unos cuantos hechos de interés.
Apretando un poquito más
Como todos sabéis, la percepción real del usuario es nociva, casi como si se enfrentara a una penalización directa. La cuestión es: ¿se está primando la compra de originales o se está castigando al comprador de segunda mano? Ambas son adquisiciones lícitas, las dos legales. Pero, a la postre, las empresas no son entes filántropos: quieren su trozo del pastel y les importa más la efectividad de una política que su ética. Asumiendo esto, y obviando las opiniones sobre lo moral, supongo que lo que más debería preocuparles es el efecto a largo plazo que el online pass pueda tener sobre las plataformas en las que se implantan estos sistemas.
Por ejemplo, llevamos años escuchando que el PC como plataforma de juego se muere a causa de la piratería. Para intentar paliar esa lacra a todas luces real, se han tomado medidas.
Aprieta, que parece que el hueso aguanta…
Durante la última década, al margen de la constante necesidad de actualizar los ordenadores y desembolsar infames cantidades de dinero, el mundo del PC se ha visto asolado por multitud de sistemas antipiratería. Desde los antiguos números de serie hasta los modernos códigos de activación en línea (benditos servidores de compañías alojados en países tercermundistas, tened una larga vida). Los sistemas de protección de discos han tenido a bien instalar spyware o sencillamente manipular el hardware de formas que podían dañar irreversiblemente nuestra máquina, sin garantía o responsabilidad alguna.
El PC se muere, o eso dicen, a causa de la piratería. Pero lo cierto es que el PC ha sobrevivido como plataforma de juego hasta ahora pese a todas estas medidas, no gracias a ellas. La virtud de la consola frente al PC surgía precisamente en parte por su ahorro en componentes: en teoría, una consola te permite jugar durante toda la generación sin problemas. Es curioso que en esta generación hayan cambiado las tornas: Kinect, Move, Motion Plus, las luces amarillas parpadeantes o las tres luces rojas de la muerte casi invierten la tendencia. Pongamos que el coste de mantener una plataforma, con un poco de mala suerte, puede llegar a duplicarse, lo que equipara el coste al de un PC de gama media.
Creo que estoy escuchando un crujido… ¿paramos?
Otra de las características que otorgaban a las consolas una supuesta superioridad era su inmediatez: uno ponía el disco o el cartucho y funcionaba sin más… Sin instalaciones obligatorias y complicadas, sin actualizaciones forzosas de 5 GB que tardan un día entero en descargarse. Sin activaciones: nunca fue necesario generar una cuenta en un servicio y dar tus datos (algo con lo que ahora se puede malversar aunque no lo creáis, y de manera legal). Todo automático.
Volvamos ya al asunto del online pass. No se trata de que vulnere los derechos del consumidor; no es que sólo crea que están coartando un mercado legal (con precios desorbitados o no, eso ya depende del caso). Mi verdadera preocupación es que están estrangulando un formato de juego, dejando de lado una forma de jugar. En una década han conseguido que cualquier plataforma destinada únicamente a jugar sea igual de incómoda o incluso mucho más que cualquier ordenador multisusos. El PC, una máquina cuya vida como plataforma de juego es absolutamente opcional y que sobrevive como tal en parte porque no requiere de título alguno para resultar atractiva.
Creo que no respira. ¡Para!
Recapitulando y pensando fríamente, entonces, las desventajas que supuestamente ofrece un PC a día de hoy frente a una videoconsola son: la falta de inmediatez por instalaciones; los códigos de activación vía red de un sólo uso; el catálogo físico, cada día más reducido; la inclusión de perfiles de usuario emparejados con datos del mundo real; y, sobre todo, la necesidad de una conexión a Internet permanente. Bien mirado, son los mismos problemas que ofrece una consola.
Al final, el modo de combatir la piratería viene auspiciado o promovido por los propios fabricantes. Y los medios empleados no parecen estar dando buenos resultados, como tampoco los dieron en PC. Puede que piensen que existen otras vías para asegurar la supervivencia de sus plataformas. Pero, ¿acaso los fabricantes creen realmente que les salvará instituir sus productos como centros multimedia? Cualquier PC pequeño y barato, uno con el propio sistema operativo de Microsoft, ya permite la reproducción de vídeo y el visionado de canales de televisión bajo demanda sin problemas, cómodamente, mediante un mando a distancia.
Algún lector avispado podría pensar que lo más recomendable para los fabricantes sería abandonar el camino del DRM y el control abusivo. Otros pensarán que no basta, que tal vez sea el momento de dar más libertad o de comenzar a dar más contenido por menos dinero. Lo siento, es tarde. Han luchado entre ellos, pelearon contra los usuarios que les daban de comer y, ahora, han perdido de vista el que es realmente su enemigo. Vivimos en una época en la que cualquier plataforma multiusos (televisión, tablet, PC, móvil…) puede disponer de contenido interactivo barato a través de la red mediante streaming; puede que aun no sea una moda, pero la tecnología está aquí. Este solapamiento de características y funciones pasará factura. Todos los aparatos audiovisuales deberán adaptarse o morir, y las videoconsolas no parece que hayan hecho bien sus deberes, ni siquiera parece que tengan claros cuáles son.
El futuro ya les ha mordido el culo. ¿Cuándo se darán cuenta?
Me he quedado con ganas de que siguieras, da la sensación de que han quedado cosas por comentar o mencionar lo cual viene emparejado inevitablemente con que ha sido una lectura amena e interesante y por ello se me ha hecho corta.
Enhorabuena por el texto, creo sinceramente que es un tema polémico que deberíamos tratar a menudo para concienciar a la gente.
Gracias, si que se han quedado algunas cosas en el tintero pero a veces es mejor que los demás se imagen el resto.
Aunque, si tuviese que tratar algún tema más diría que una de las cosas más interesantes en los próximos años será observar que medidas tomarán los fabricantesal darse cuenta de la que se les viene encima, lo hagan a tiempo o no. La tecnología y la forma de usarla no es algo que puedan controlar tanto como creen, el streaming y la red lo cambiarán todo.