Hoy en nuestro banco de pruebas tenemos la nueva cuchilla de afeitar Quattro Titanium Precision de Wilkinson, la primera cuchilla de la historia con tracción a los cuatro pelos. Para probarla su fabricante nos ha cedido amablemente una maquinilla Wilkinson Sword ya que nuestra Wilkinson de pruebas oficial se encuentra en el taller tras el desafortunado accidente de la semana pasada. Como sabemos que no todas las barbas son iguales hemos usado nuestra batería de tests habitual y hemos enfrentado a la Quattro Titanium Precision contra barbas de una semana, de tres días, afeitados diarios y perillas.
El resultado ha sido excelente en todos los casos dejando al sujeto de pruebas con un rasurado perfecto. De todas maneras no es titanio todo lo que reluce ya que en nuestra prueba comparativa con la Guillette Fusion y la Maquinilla de afeitar Mercadona la Wilkinson ha resultado la más difícil de limpiar para posteriores usos. Además la Wilkinson tarda más tiempo en arrancar, consiguiendo sus mejores resultados a partir del segundo afeitado. De todas formas estos pequeños fallos no la hacen peor cuchilla pero la convierten en una hoja para aquellos que pueden dedicar más de cinco minutos a su afeitado diario. Nota: 8
No, aun no nos hemos reconvertido en una página de análisis de productos para la higiene masculina, aunque algunos días no parece tan mala idea, ni me he vuelto definitivamente loco tan solo estoy investigando las posibilidades de obtener ingresos sin comprometer las bases de este chiringuito.
Desde hace unas semanas mis compañeros de redacción tienen el “run-run” de que esta página ha de dar algo de dinero, supongo que es lo que tiene que sean parados, pero a mi me preocupa su manera de venderse al “sistema”. Sí, mis colegas son partidarios de publicitar juegos en la página, grave error recogido en el capítulo número siete de la guía “Hablemos de videojuegos sin tener que preocuparnos de que nos pongan una cabeza de caballo en la cama” así que he de actuar antes de que lo hagan ellos.
Seamos sinceros, si visitais una web sobre videojuegos y veis un gigantesco anuncio de, por poner un ejemplo, Castlevania: Lord of Shadows en el fondo de todas las páginas ¿os fiaríais de ella en todo lo tocante a este juego? ¿O en lo que respecta a su productora? ¿O a su distribuidora? Yo no lo hago ya que la problemática es demasiado clara ¿qué impide a las empresas que están detrás del juego presionar para que su producto se trate mejor que el resto? Por si alguien se lo pregunta ya os adelanto que nada.
De todas formas como en internet parece que solo se puede obtener dinero por suscripción o por publicidad y la primera opción no les está funcionando ni a los grandes hay que ir a morir a los anuncios. Nos guste o no el viejo intercambio de visibilidad por dinero funciona y es la solución más viable pero ¿por qué hacerlo mal? Si lo único que tienes es credibilidad ¿por qué tirarla por el retrete? Es necesario que busquemos anunciantes que no estén relaccionados con los videojuegos. Hagamos una prueba con una campaña que podría encajar perfectamente en este perfíl como la que está haciendo ahora mismo Wilkinson con Assasin’s Creed: La hermandad.
El señor Wilkinson quiere vender cuchillas de afeitar entre los jóvenes y se lo dice a su agencia. La agencia identifica al objetivo del señor Wilkinson, hombres jóvenes que se afeitan, e identifica algo que les puede gustar a estos, por ejemplo los videojuegos. La agencia prepara una campaña en la que asocia las cuchillas del señor Wilkinson con un juego y se lo ofrece como regalo a las páginas de videojuegos a cambio de que lo comenten. El resultado no es malo: la marca obtiene visibilidad y la página puede hablar de un juego sin tener que preocuparse de lo que diga la distribuidora pero de cara al lector no está claro quién patrocina a quién.
Ahora bien ¿por qué no quitar al intermediario? Olvidense del Assasin’s Creed, somos muchos a los que no nos gusta este juego pero tenemos la necesidad de afeitarnos, y patrocinen “los videojuegos” Organicen promociones directámente con las páginas que son las que saben llegar a su propio público. ¿Qué tal patrocinar un juego a la semana? ¿O montar concursos con sus productos? ¿Tal vez fiestas salvajes? Piensenlo, creo que todos saldríamos ganando.
Es un poco de guasa que comente ahora, un año después. Pero en fin.
Está muy bien esto que dices, y estaría mejor si hubiese un cierto interés por parte del mundo de la publicidad en Internet en hacer esto que dices (cosa que dudo, pero lo mismo hay precedentes en suficiente cantidad, que yo soy un cabrón de AdBlock). Pero dices: «¿qué impide a las empresas que están detrás del juego presionar para que su producto se trate mejor que el resto?». Nada, efectivamente. Lo mismo que impide al medio presionado negarse y mandar adónde se merece a aquél que le ha presionado.
Esto es lo que debería pasar idealmente. Entiendo que no pasa, pero no pasa porque los medios han malacostumbrado a los anunciantes cediendo a la mínima de cambio, lo que ha jodido por completo el temita de la publicidad temática: la gente no se fía de los medios que la tienen, el valor de la publicidad baja en consecuencia, el anunciante presiona más, paga menos y acaba yéndose, el medio pierde dinero, y así una y otra vez. Si las compañías se preocuparan más de hacer buenos juegos en lugar de presionar a los medios a través de anuncios, si esto funcionara idealmente, es decir, si la publicidad fuera independiente de la cobertura (cosa que pasa en algunos sitios, ojo), no se habría devaluado todo como se ha devaluado ya. ¿Y de esto quién tiene la culpa? Las compañías presionan, sí. Es una desfachatez, son unos sinvergüenzas. Partiendo de la base de el estado natural de una compañía será ejercer presión y de que es el crítico el que, haciendo gala de su sentido crítico precisamente, debería tener una moral intachable a ese respecto, ¿no tiene mayor parte de culpa el crítico? ¿No es más abyecto?
Sobre todo si además tenemos en cuenta que el crítico, cuando cede, no está jodiendo únicamente la imagen de su medio. Está consiguiendo que tú escribas un artículo como este y que la gente opine que todo el que tienen publicidad relativa a aquello de lo que habla es un vendido. Que es verdaderamente lamentable, y además peligroso.