La fiebre por la financiación colectiva sigue creciendo y cada cierto tiempo podemos leer jugosas noticias relacionadas con este tipo de servicios. Por ejemplo que hace apenas unos días se abrió al público una nueva plataforma de crowdfunding europea llamada Gambitious destinada únicamente a videojuegos. Esta no sólo hace gran hincapié en el sistema legal que subyace tras la financiación sino que también intenta que exista un flujo de comunicación claro entre el equipo de desarrollo y los clientes para observar cual es el plan de negocio. Por otra lado, el mundialmente conocido Kickstarter ha actualizado las condiciones para ofrecer un proyecto en su plataforma.
El popular portal norteamericano, con un texto titulado Kickstarter no es una tienda, anunció que exigirá a todos los nuevos proyectos rellenar dos secciones vitales para continuar con el correcto funcionamiento de la plataforma, al menos si quieren mantener la confianza de los pequeños pagadores.
La zona de «Riesgos y Desafios» pretende que los consumidores puedan discernir a través de las palabras de los desarrolladores si estos pueden identificar los riesgos del proyecto en el que esperan embarcarse y si disponen de la capacidad necesaria para superarlos.
Lo veo como una medida de tener un respaldo si al final el juego no cumple las expectativas, para concienciar a los «inversores» de que detrás hay un riesgo.
Es un mínimo pero aún les queda un largo camino que recorrer para dar una imagen de verdadera seguridad.
Está bien que vayan evolucionando y si lo hacen antes de que ocurra algo gordo pues mejor.