No sabemos si el videojuego es un Arte, con mayúscula, si es sólo arte o si no lo es en absoluto, y tampoco es que nos importe. Pero lo que es seguro, aunque cunda la flagrante ignorancia entre los que se denominan expertos de esto a sí mismos, es que es cultura. Y, para algunos, la cultura es algo de lo que en tiempos de crisis podemos prescindir y que en tiempos boyantes debería ser sólo para ellos. A lo mejor se salva de lo segundo, pero lo primero no debe de dudarlo el senador de los Estados Unidos por Oklahoma Tom Coburn, quien, según ha informado Gamasutra, ha identificado como superflua la partida de algo más de cien mil dólares que el gobierno federal destinó al Centro Internacional de Historia de los Juegos Electrónicos de Rochester.
Coburn incluye la citada partida entre otras destinadas, por ejemplo, a estudios sobre educación infantil por medio de dragones robot (!) y otros igualmente cuestionables, como los destinados a dilucidar la fiabilidad de los mensajes de Twitter, proyectos ridículos como dotar de iPad a los alumnos de una guardería, y una serie de cosas bastante más serias, como subvenciones a otros museos (de esquí o de magia), festivales de cine y eventos similares (toda una sorpresa), becas de formación, programas de cooperación internacional o ayudas al desarrollo. Una inaudita mezcla de todo que si una cosa demuestra es la obtusa capacidad de discernimiento del senador Coburn y su equipo.
El Centro Internacional de Historia de los Juegos Electrónicos recibió la subvención para conservar y preservar máquinas y programas antiguos, que de otra manera quedarían inservibles en un futuro próximo. El museo ha recogido importantes donaciones a lo largo de este año: los documentos personales de Ralph Baer, el padre del videojuego; cuantioso material de Microsoft relacionado con el sector; o la colección personal de los fundadores de Sierra, Ken y Roberta Williams, un archivo completo de los casi 140 títulos que produjo la compañía que, junto a LucasArts, dio forma a la aventura gráfica.
En el mismo documento, el senador Coburn denuncia que el gobierno estadounidense financie medidas para el desarrollo de la industria del videojuego de Massachusetts.
Es el eterno problema de la preservación de la cultura, que muchos no se dan cuenta de lo que se pierde hasta que de repente estamos en el 2012 y no quedan registros de programas de televisión, se han perdido series enteras de la BBC porque se grabó encima, se han perdido bobinas porque total, era entretenimiento… si ahora nos estamos tirando de los pelos por esas pérdidas – de las cuales muchas veces tenía la culpa ese Farenheit 451 particular que es la madre de cada uno que pregunta «para qué tienes todas estas porquerías en el cuarto, si no las vas a volver a ver» – me parece absurdo repetir ese error.
+1