Extracto de la Crítica:
Gracias a las multitudes que pusieron el grito en el cielo por los gráficos de “The Legend of Zelda: The Wind Waker”, el precioso mundo de Link, Tetra y Tingle y su estilo visual han sido sustituidos por una fantasía gótico-realista con mucha oscuridad, donde un Link ya crecido trabaja como cabrero en un pueblo perdido de la mano de las diosas. Lo cierto es que era inevitable que Link acabara creciendo con su público y sería necio por mi parte criticar una aventura por un cambio que a la postre se demuestra tan nimio como intrascendente. A fin de cuentas las claves básicas de un Zelda siguen ahí: un héroe predestinado, una dama en apuros, un mundo en tinieblas y decenas de horas de mazmorra en mazmorra reuniendo todo tipo de artilugios.
La historia de una nación
Esta vez la escusa para iniciar nuestra aventura por las tierra de Hyrule es el secuestro de Ilia, la atractiva moza del poblado que mira a Link con ojos tiernos, e Iván, crío marginado de gran corazón. De ahí a verse envuelto en la lucha por recuperar el poder del reino de las sombras y ayudar a la siempre problemática princesa Zelda va un paso. Ahora solo falta un elemento distintivo en torno al que mover el desarrollo del juego. Pues nada mejor que una princesa destronada y una ligera licantropía para acabar de darle al conjunto el aire oscuro que pedía el público. Tal vez sea un poco por cansancio o por llevar mucho tiempo jugando, pero creo que es la primera vez que la historia de un Zelda no consigue dar un giro que me pille a contrapié. A lo largo del juego todo es previsible y los únicos puntos que podían haber dado un vuelco al desarrollo (a saber, el honor guerrero del rey moblin Bulblin y la condición de Zant, el malo maloso) se quedan en detalles que en poco aprovechan para la trama. …Seguir leyendo +