H.P. Lovecraft, qué escritor, qué mitología concibió su prodigiosa mente, y qué fuente de material para millones de creadores de obras de terror. Sus dioses primigenios originales son variados, siendo el más conocido por el gran público nuestro «querido» y «bienamado» Cthulhu. Este alienígena fue concebido como una suerte de molusco gigante pero de cuerpo en absoluto blando, ha aterrorizado a multitud de generaciones de lectores y las novelas de su ciclo han sido adaptadas, o han servido de inspiración, a múltiples productos audiovisuales entre los cuales se cuentan los videojuegos.
No es difícil que nos vengan a la mente títulos que sean influenciados por la obra del escritor de Providence y creador de términos como Necronomicón, algunos de forma velada como el primer Alone in the Dark o Eternal Darkness, y otros directamente como las aventuras gráficas Shadow of the Comet y su secuela espiritual Prisoner of Ice, o la aventura en primera persona en la que se centra esta crítica. …Seguir leyendo +