Desde su creación los videojuegos han llevado puesto el sambenito de no ser más que un entretenimiento superfluo para niños, un juguete como la Nancy, el triciclo o el perrito piloto. Si bien es verdad que los medios de comunicación han hecho siempre campaña para convertirlos en algo adulto, comparándolos en adicción con la cocaína, considerándolos fábricas de terroristas y viveros de dementes varios, el mensaje no ha acabado de calar en la población.
Y es que las puñeteras compañías de videojuegos, con Nintendo a la cabeza, se han empeñado en hacer juegos y consolas con pinta infantil. Maldita sea ¿cómo le hablas a alguien de las posibilidades del videojuego como forma de expresión moderna mientras juegas con una N64 edición Pikachu? …Seguir leyendo +