Yo era usuario de Megaupload, que ayer fue clausurado por el gobierno estadounidense por vulnerar los derechos de autor. Quiero pensar que sabía qué me descargaba y que soy consciente de las implicaciones que tenía, y no voy a entrar en diatribas, manidas ya, monólogos siempre sin la más mínima posibilidad de calar en nadie, simples atizadores, en el mejor de los casos, de una conciencia de usar y tirar, sobre la moralidad, la pertinencia o la legitimidad de la piratería.
Sin embargo, me llama la atención la queja estrella de las muchas lamentaciones que se han podido leer a raíz del cierre del mencionado servicio: “Como siempre, no han pensado en el pobre usuario que había pagado unos pocos euros para poder subir sus vídeos, archivos y demás y han preferido proteger a las grandes compañías y los muchos millones con los que los directivos compran sus Ferraris”. Cabe pensar que aquellos que lo dicen son usuarios indignados, que asisten impotentes a la última manifestación de que el estado no les representa, de que el sistema siempre cede a favor del rico y del poderoso cuando debería garantizar los derechos de todos y, sobre todo, de los menos afortunados. Cabe pensar que muchos no han usado Megaupload para descargar contenidos piratas, que son daños colaterales. Cabe pensar que el cierre de un servicio así se une a la gran pila de afrentas del sistema para con los menos poderosos, que atenta contra la libertad y contra la libre difusión de la cultura, de las ideas, del pensamiento. Cabe pensar que tienen razón. …Seguir leyendo +