Silicon Knights siempre será recordada por el eterno desarrollo de Too Human: un juego extremadamente ambicioso que fue migrando de una plataforma a otra sin encontrar destino, que casi hundió en la ruina a la empresa que lo desarrolló, y acabó con toda la credibilidad de Dennis Dyack y Shane Kim (eternos creadores de expectación sobre un juego que nació maldito pero cuya persistencia hizo que viera la luz en XBox 360 con un resultado lejos del esperado).
Sin embargo, el episodio de esta frustrada trilogía opaca el hecho de que también son creadores de una aventura al más puro estilo Zelda como fue Blood Omen: Legacy of Kain, dando una vuelta de tuerca a la fórmula y agregando un componente macabro y cruel, y el juego que nos ocupa, un referente del terror en la generación de los 128 bits que pasó desapercibido para el grueso de jugadores debido a la consola que le dio cobijo.
En 2002 se lanzó Eternal Darkness: Sanity’s Requiem en Gamecube, y con él un nuevo punto de vista al género de terror, dotándolo de un cierto sentido del humor macabro y rompiendo continuamente la cuarta pared. Por desgracia todas las buenas ideas implantadas con acierto en este juego no han tenido continuidad.
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