Hay un juego que tengo en el móvil desde hace tiempo, y que sin ser nada especialmente especial me viene muy bien para cuando quiero jugar con una sóla mano en un lugar con poco acceso a internet (como por ejemplo, sujetándome con una mano en el metro), llamado Miracle Fly. Como lo he jugado bastante, acabé buscando información sobre sus desarrolladores, y son un estudio indonesio llamado Elagotech.
Resulta que hace un tiempo (2-3 años) los desarrolladores que formaban Elagotech separaron sus caminos, y uno de ellos montó el estudio de desarrollo que acabó gestando este MagiCat, de manera que si da la casualidad que sois uno de los 1000 usuarios que oficialmente lo jugaron en Android, es muy posible que os suenen, porque tienen un aspecto durante la partida, de menús, y de enemigos, muy parecido.
Pero, y ya centrándonos en MagiCat, a diferencia de Miracle Fly, que es un encantador juego de brujitas que se desplazan por la pantalla disparando rayos en direccion contraria, MagiCat es un plataformas en dos dimensiones de manual. En el controlamos a un gato – mago que tiene que encontrar un artefacto robado . La historia del juego no sólo es una excusa para ponerse a rodar, sino que además está contada en un idioma animal inventado, de manera que los gatos maullan, los pájaros pían, y similares. Así que olvidaos que haya mucha profundidad en el desarrollo del guión, porque como he dicho anteriormente se trata de una mera excusa para ponerse a funcionar.
Donde si que encontraremos mucha más profundidad es en el diseño de niveles. Si bien los inicios del juegos no puede hacer pensar que estamos ante un clon de Super Mario Bros 3 o de algún plataforma muy sencillo, con su mapa de fases y cada una de ellas no sólamente muy simples, sino en la que uno de nuestros principales objetivos secundarios es conseguir las 3 gemas de turno para considerar que hemos realizado la pantalla correctamente, cual juego de móvil para jugadores poco habituales. Pero posteriormente nos daremos cuenta que esto es así sólo al comienzo de la partida, porque se empieza a complicar en cuanto a mecánicas, y a pesar de que nuestras acciones son sencillas y propias de un juego de plataformas (saltar, movimiento de desplazamiento rápido y lanzamiento de bolas de fuego) conforme avance el juego aparecerán rompecabezas, retos y laberintos, todo ello a pesar de que las pantallas no son excesivamente extensas. Además, el sistema de control funciona perfectamente, y la curva de dificultad está muy bien calculada, lo que acaba convirtiendo este MagiCat, curiosamente, en un verdadero ejemplo de cómo se tiene que diseñar un juego de plataformas.
Visualmente nos encontramos dos aspectos a tener en cuenta. Por un lado, es muy sencillo, y más aún si tenemos en cuenta que algunos de estos «assets» ya los hemos visto antes en un juego de móvil de los muy baratos. Pero por otro lado, todo es coherente y está hecho con sentido, de manera que el aspecto respecto a lo que necesita funcionar es muy correcto, e incluso se permite ciertos lujos en los duelos contra los jefes. Nada, de nuevo, muy espectacular, pero si que son una ligera mejora respecto a lo visto anteriormente.
En resumen, este MagiCat es un plataformas más interesante que la fama que tiene. Es un juego para los amantes del género, a los que no les importa que un gato no hable el idioma humano de turno. Tiene mucho heredado históricamente del género, y además hace sus propias aportaciones. Por todo ello, un juego muy recomendable si os gustan los plataformas en dos dimensiones.