Akihabara es, para los aficionados al manga, al anime, a los videojuegos japoneses y al modelismo, entre otras aficiones, algo así como el lugar al que deben acudir una vez en su vida, si no se lo acaban cargando antes entre unos y otros. Es una de las zonas más conocidas de Tokio, tanto como puedan serlo Shibuya, Roppongi, Harajuku o Shinjuku. Todas ellas, de una manera u otra, han tenido su aparición en bastantes videojuegos, y en los últimos tiempos más aún, como podemos ver en juegos como Jet Set Radio, Yakuza, World Ends With You o la futura entrega de la saga Persona.
El primer Akiba’s Trip, por alguna razón que se me escapa en estos tiempos que corren, no consiguió salir de Japón, a pesar de que ahora suele llegar a tierras occidentales cualquier juego que no sea una visual novel, un matamarcianos o rarezas similares, gracias a las diferentes empresas que tienen como principal negocio traernos este tipo de juegos: XSeed, Nippon Ichi Software, Rising Star, Idea Factory, Nyu Media, Gaijinworks, MonkeyPawn o Playism. Es un título de PSP donde nuestro personaje, tras un encuentro con una especie de vampiros que se encuentran en el barrio de Tokio que le da nombre, se convierte en uno de ellos, y la manera de enfrentarse a su destino es… quitarles la ropa para que sufran la inclemencia del sol a la luz del día, evitando que ellos hagan lo mismo con él.
El segundo Akiba’s Trip, que es el que nos ha llegado aunque se haya omitido el «2» del nombre, sigue la misma premisa. Creamos a nuestro personaje y, tras convertirnos en «vampiros», nos unimos a un grupo de resistencia callejera que quiere liberar Akihabara de esta plaga.
La jugabilidad básica de Akiba’s Trip es como la de un beat’em up basado en misiones a las que nos vamos enfrentando, con la diferencia de que nos encontramos en un mundo relativamente abierto (en concreto, en una recreación virtual de Akihabara muy afortunada; tanto es así que si hemos ido recientemente veremos que han omitido muy pocos detalles). Podemos atacar a cualquier transeúnte, y también podemos interaccionar con ellos para hablar, pero si usamos correctamente el inventario podemos descubrir cuáles son los enemigos a los que realmente tenemos que enfrentarnos. Las batallas son bastante curiosas, porque por un lado pegamos —ya sea mediante puñetazos, patadas o con otros objetos que nos encontremos (podemos incluso arrear a base de monitores de ordenador)— y por otro, para conseguir acabar de verdad con los enemigos tenemos que quitarles la ropa después de haberla roto, lo que implica acabar con las piezas de piernas (pantalones), torso (camiseta o similares) y cabeza (gorra o parecidos, si las hubiere). Todo esto se ve acompañado con un sistema de ataques especiales y combinaciones, de manera que en determinadas situaciones podemos desde quitar en serie distintas prendas a los enemigos que haya en pantalla, hasta realizar un ataque especial que puede quitarle toda la ropa a un enemigo. Y no vamos solos, sino que en multitud de ocasiones nos asistirán en la batalla nuestros compañeros (aunque mas bien debería decir compañeras).
Las batallas en sí son bastante pesadas, como el juego, debo añadir. Y es que un beat’em up es un tipo de juego que se presta a hacer el animal, a dar rienda suelta a nuestro salvaje interior y a hacerlo de una manera brutal y rápida. En Akiba’s Trip tienes que ir incluso con cierto cuidado, porque toca debilitar las diferentes prendas para luego quitárselas al enemigo, y para eso no sirve atacar a lo loco, sino que hay que hacerlo de manera algo táctica. Como beat’em up, también le falta cierta espectacularidad, aunque hay ataques especiales que son humorísticos más que honran a la palabra «especial». Algo así como God Hand, pero con menos estilo.
El otro problema de pesadez es más bien técnico. A pesar de haber visto últimamente juegos en escenarios abiertos sin demasiados problemas, en Akiba’s Trip cada cambio de escena implica pantallas de carga, que según la plataforma son más o menos lentas. Duelen especialmente en Playstation Vita, y son más llevaderas en Playstation 4, pero sin duda alguna son impropias de cualquier consola que las lleve, una muestra de escasa optimización por parte de los desarrolladores.
Todo esto es una pena, porque el juego, de alguna manera, se hace interesante y diferente de muchos títulos a los que podamos haber jugado. No sólo por su recreación de Akihabara, sino porque nos permite también interaccionar con nuestras compañeras como si de una visual novel se tratase, porque tiene un montón de opciones para dejar nuestro personaje a nuestro antojo, porque su historia esconde momentos delirantes y divertidos (incluso tiene su propia red social) y porque se ha traducido (al inglés) de manera brillante, respetando las voces originales si queremos oírlas, con canciones cantadas hechas a medida, y otros detalles de título respetable.
En resumen, Akiba’s Trip es más una curiosidad que un juego recomendable. Si os queréis hacer con él os aconsejo la versión de Playstation 4, que aunque no aprovecha la máquina es algo mejor técnicamente, tiene opciones extras (por ejemplo, al jugar con streaming) y, sobre todo, tiene más contenido, lo que la convierte en la mejor versión hasta que aparezca la de PC, que ya veremos que tal está.