Apenas han pasado unas semanas desde el estreno de Torrente 5 y la saga dirigida por Santiago Segura ha vuelto a apuntarse nuevos récords con la consecución del mejor fin de semana de estreno del presente año en España. Más allá de la calidad cinematográfica de cada una de las cintas de la serie, Torrente es todo un fenómeno social. Ya hace más de quince años de la primera entrega y cada nueva edición que aparece mantiene el éxito de la anterior, hasta tal punto que Torrente es un personaje totalmente reconocible e icónico entre la sociedad española.

Su influencia no dejó indiferente en su momento al mundo de los videojuegos y en 2001 se produjo todo un hito en el desarrollo de software de entretenimiento español. La verdad es que no recuerdo otra película anterior producida en nuestro país que llegara a disponer de su propio videojuego. Alguna incursión en el mundo del celuloide había tenido el software español por parte de Topo Soft con Gremlins 2 y, hasta cierto punto, podemos decir que La Abadía del Crimen de Opera Soft se inspiró a partes iguales en El Nombre de la Rosa tanto en la novela original de Umberto Eco como en la película de Jean-Jacques Anaud. Sin embargo, en obras artísticas patrias, todo se había limitado al mundo del cómic con videojuegos como Mortadelo y Filemón II, Jabato, Capitán Trueno o Mot.

Esto dice mucho de la popularidad del personaje de Torrente, lo que no quiere decir que fuese una tarea fácil. Torrente: El Juego se lanzó en 2001, el mismo año del estreno de la segunda entrega de la serie cinematográfica, y fue creado por Virtual Toys. Esta compañía, aunque era bastante desconocida por aquella época, no estaba formada precisamente por novatos. Muchos de sus integrantes vivieron plenamente la Edad de Oro del Soft Español e incluso ya habían desarrollado para Game Boy Color el videojuego UEFA 2000. Evidentemente, este currículo no era suficiente para hacerse con unos productores solventes para una gran producción y lo cierto es que el presupuesto no fue muy alto, factor que terminó pesando en todo el desarrollo. Por otro lado, aunque se habló de una posible distribución de Electronic Arts finalmente fue O3 Interacitve la que se ocupó de la tarea y la proyección internacional quedó mermada.

Torrente, el videojuego se basa en las dos primeras entregas de la saga –Torrente, el brazo tonto de la ley y Torrente 2: Misión en Marbella– por lo que se desarrolla en localizaciones reconocibles de Madrid y Marbella, aunque posteriormente se añadieron algunas de Sevilla en versiones de coleccionistas. Se trata de un videojuego de acción con perspectiva en tercera persona donde se van desarrollando diferentes misiones, relacionadas en mayor o menor medida con la película correspondiente. Antes de cada nivel, se nos presenta la misión con los distintos objetivos a cumplir – desactivar bombas, acabar con algún personaje, ejercer de francotirador-, precedida de alguna escena de vídeo basada en algún momento clásico de las películas. Hasta aquí, no suena muy mal el asunto, el problema es que si estuviésemos hablando de un videojuego de mediados de los 90 podríamos perdonar algunos de sus errores más evidentes pero en realidad estamos ante un título del 2001 y se encontraba desfasado en muchos de sus aspectos.

La mecánica de juego es muy simple y, hasta cierto punto, no es de los aspectos más negativos. Nos encontramos con una perspectiva trasera del protagonista y el típico punto de mira con el que disparar, amén de nuestro personaje pudiendo recorrer las ciudades. He indicado anteriormente que los escenarios están inspirados en ciudades española y es, simplemente, eso, una inspiración. No estamos hablando de un Liberty City y ni siquiera de la Barcelo de Wheelman, sino de escenarios urbanos repetitivos en los que de vez en cuando aparecía un lugar emblemático como las Torres Kio de Madrid o el cartel de entrada a Marbella. Todo ello en niveles en los que la libertad brilla por su ausencia, a pesar de que hasta cierto punto nos quieren hacer creer que se trata de una especie de Grand Theft Auto cañí. Las fases por si solas caen en lo repetitivo en poco tiempo y a causa del desequilibrio entre los enemigos y las habilidades con las armas de nuestro personaje la endiablada dificultad no ayuda a mejorar esa sensación. Y si no hemos podido rescatar la jugabilidad, el apartado técnico aún queda peor parado. A pesar de que tengamos en cuenta las posibles dificultades económicas y técnicas para sacar este juego adelante, lo cierto es que no era de recibo sacar un título con un desfase técnico de prácticamente un lustro y esperar no recibir críticas. Los gráficos, aunque se trate de un entorno 3D, son tremendamente sencillos y están muy por debajo de los mods de Counter Strike que ya llevaban pululando un par de años por la red. La falta de detalles resulta tan alarmante que casi parece que solo se hubiese puesto énfasis en el diseño del personaje protagonista.

En lo que respecta al sonido probablemente estemos ante el único apartado salvable. Cuando el videojuego se encontraba aún en desarrollo se anunció a bombo y platillo que Santiago Segura personalmente los estaba supervisando. Siendo realistas, es más probable que únicamente se limitara a prestar su voz tanto para las escenas de vídeo como para las citas que va realizando a lo largo del juego. Estos chascarrillos que recordaban a la película hacían que al principio el videojuego lograse entretener, pero la falsa sensación de diversión no dejaba de ser un simple espejismo bajo el gran sentido del humor del personaje de Segura. Aún así, esta colaboración pudo ser la clave para que las ventas fueran medianamente buenas, a pesar de que el apoyo de la prensa especializada fue bastante tenue, incluso para aquellos medios favorables a los desarrollos españoles. Sin embargo cuando el juego saltó a la escena internacional -donde nadie conocía ni a Torrente ni a Santiago Segura- el batacazo fue monumental y los palos vinieron de todos lados. En España aún tuvo una segunda juventud en 2004 con una Edición Coleccionista que se incluyó en la colección de Los Mejores Videojuegos de El Mundo que acompañaba al periódico homónimo. Esta nueva edición incluía la posibilidad de jugar en modo multijugador en lo que se conoció como Torrente Online y que volvió a despertar el interés de la prensa. El motor gráfico era el mismo de 2001 y ya entonces lucía desfasado, así que imaginaros en 2004.

A pesar de todo no le fue mal a Virtual Toys que sigue en la producción de videojuegos. Incluso en 2005 lanzó Torrente 3: El protector bajo el sello de Virgin Play para PC y PlayStation 2, de nuevo con vapuleo de la crítica y unas ventas no del todo malas. A partir de su segunda entrega la saga Torrente -en lo que respecta a los videojuegos- ha ido encaminada a dispositivos móviles con videojuegos y apps de realidad aumentada.