Renegade es, sin duda, uno de los beat ‘em up más influyentes en el mundo de los salones recreativos. El juego hizo que infinidad de monedas fueran cayendo una tras otra para convertirnos en el tipo más duro dando tollinas en el metro. Curiosamente, Renegade no tuvo una secuela propiamente dicha, al menos en lo que a arcades se refiere. El título original fue desarrollado en 1986 por Technos Japan, compañía que también se encargo de su distribución por el país nipón. Sin embargo la distribución internacional requería de una infraestructura más grande y la todopoderosa Taito fue la que lanzó el juego más allá de las fronteras de Japón.
La entrada Taito fue lo que también propició las diversas conversiones del título original a todo tipo de dispositivos domésticos, aún con el desarrollo a cargo de Technos, y que aumentaron más si cabe las arcas de la distribuidora. Aunque estaba claro que Taito, una vez poseyese los derechos sobre la saga, iba a explotar la franquicia a base de bien con más secuelas. Technos Japan, sin los derechos del juego fuera de Japón, continuó con unas secuelas paralelas para su territorio bajo su nombre original: Kunio-Kun. Taito por su parte vio un filón claro en el mercado de los 8 bits, en especial en el de los microordenadores.
Al margen de la versión de NES, donde se llevó un desarrollo algo distinto, el objetivo de Taito fueron ZX Spectrum, Commodore 64 y Amstrad CPC, máquinas donde la conversión del original había tenido una gran acogida. Centrados en esas videoconsolas, la empresa echó mano de la compañía más prolífica en dicho campo para el desarrollo. El encargo de la secuela fue a parar a manos de Ocean Software con un acuerdo que le concedió los derechos de la explotación de la saga en dispositivos domésticos. De esta manera nació en 1988 Target: Renegade. La tarea no era fácil, había que continuar un videojuego arcade de éxito en una secuela de la cual no se tenía paralelismo. Esto, que podría haber sido un handicap, se convirtió en el principal fuerte de su diseño. Al no depender de una versión superior los desarrolladores del título se pudieron centrar en crear una obra cuya mecánica y características se moldearan perfectamente para las máquinas de 8 bits. La adaptación a las capacidades de estas máquinas es tan digna que probablemente nos encontremos con uno de los mejores beat ‘em up del mundo de los 8 bits, sobre todo en el caso de los microordenadores ya que en NES existía más variedad. Incluso, en mi opinión, se trata de una versión bastante superior a los ports del juego original.
En Target: Renegade se nos cuenta cómo Mr. Big ha vuelto a la ciudad con una obsesión enfermiza por nuestro protagonista, de tal manera que no duda en secuestrar a su hermano y llevárselo a su guarida, conocida como el «Big’s Pig Ben«, sito en la zona más alta de la ciudad. Y no nos quedará más remedio que recorrer toda la ciudad a base de puñetazos ya que parece que todos los criminales se hayan puesto del lado de Mr. Big.
Target: Renegade, a nivel de mecánica se parece más a Double Dragon que al Renegade original, y no es fruto de la casualidad ya que Ocean Software luchó durante mucho tiempo por los derechos de conversión de Double Dragon —aunque, finalmente, se repartieron entre Tradewest y Virgin—. Probablemente Target: Renegade sea heredero de los primeros prototipos de conversión del juego de Taito, y sería una explicación a que en él encontremos una acción más directa que en la obra original. La amplia experiencia de Ocean Software en ordenadores de 8 bits hizo que el control fuese más suave y funcional en estas versiones que en la de NES, pero sin dejar de ser divertido en cualquiera de ellas. Con una variedad de enemigos bastante interesante —hablando en términos de la época— y con cinco niveles bien diferenciados. No falta de nada: navajeros, moteros, prostitutas, ascensores, armas; todo lo que se le podía pedir a un beat’em up en aquella década y, como mejora adicional, la posibilidad de partidas cooperativas a dos jugadores —algo con lo que no contaba Renegade—. Gráficamente lucía muy bien en todas las versiones aunque su aspecto sea más destacable en los microordenadores, donde además tenía una repetitiva banda sonora que habrá quedado grabada a fuego en le memoria de sus jugadores.
Quizá sea discutible si realmente es el mejor beat ‘em up jamás lanzado para ordenadores de 8 bits pero en lo que se refiere a modos de juego cooperativos hay poco margen para la duda. De hecho, buena parte de la culpa del éxito del juego vino por el multijugador. Ocean Software volvió a probar suerte en 1989 con Renegade III: The Final Chapter y, aún siendo un videojuego aceptable, no llegó al éxito de la segunda entrega.
Evidentemente no estamos hablando de un Final Fight o un Cadillacs & Dinosaurs pero, si se tiene la suficiente perspectiva a la hora de contextualizarlo, tan solo con probar el juego podréis comprender las horas y horas de diversión que ofreció a aquellos que tuvimos la oportunidad de jugar con un ordenador de 8 bits.