Que la redacción de Videoshock está llena de apasionados y apasionadas de los videojuegos no es algo que vaya a pillar por sorpresa a nadie, pero entre sus miembros existen otro tipo de vicios más confesables… o menos. Buena parte de nuestro staff siente verdadera pasión por el zumo de cebada, néctar de dioses y oro líquido: la cerveza. Muchas conversaciones en nuestros habituales foros rondan, nunca mejor dicho, respecto a nuestras aventuras cerveciles. ¿Y qué mejor homenaje a mis compañeros que hablar de un videojuego que tenga a la cerveza como protagonista? Amigos, estamos hablando de todo un clásico: Tapper.
Probar Tapper es una experiencia satisfactoria en muchos aspectos. En primer lugar, porque se trata de un juego de habilidad tremendamente divertido y, en segundo, porque su temática hace que hoy en día fuera impensable su publicación en las mismas circunstancias sin que hubiese una gran polémica a su alrededor. A fin de cuentas, en Tapper tomamos el papel de un barman y nuestro objetivo es que no haya ni un solo parroquiano que no refresque su gaznate con una buena birra.
Tapper es un juego desarrollado por Bally Midway que llegaría a los salones recreativos y, probablemente, a muchos bares en 1983. Inicialmente, parece que tuvo un apoyo explícito por la casa cervecera Budweiser ya que el protagonista es un barman que servirá cañas de esta marca, la cual preside los distintos niveles con todo tipo de carteles publicitarios. Tenemos cuatro escenarios distintos (un Saloon del Oeste, un evento deportivo al aire libre, un bar punk y un pub alienígena), con varios niveles en cada uno de ellos. En dichos locales tenemos cuatro barras de distinto tamaño y con disposición distinta según el nivel, donde los clientes se van acercando a la barra y, poco a poco, hasta el extremo donde está nuestro camarero. Hay que evitar que los clientes lleguen a la posición de nuestro protagonista ya que, por la razón que sea, no se toman demasiado bien la tardanza en el servicio de sus cervezas. Para evitar que nos ataquen, tendremos que servir una cerveza en el tirador correspondiente a la barra y lanzarle la jarra al más puro estilo western. Parece una mecánica sencilla pero aún hay más.
Si el cliente se da por satisfecho saldrá disparado por la puerta, pero si no es así seguirá queriendo más cerveza. En algún momento, los habituales de nuestro local nos dejarán una propinilla que podemos recoger desplazando a nuestro camarero hasta el lugar donde se encontraba el cliente. La cosa no se queda ahí, ya que tenemos que evitar que las jarras se rompan, es decir, no lanzar más jarras que clientes en la barra y recoger aquellas que los bebedores nos devuelven. Todo esto a una velocidad endiablada que va aumentando según van pasando niveles, no resulta tan fácil como parecía.
Como extra, tenemos unos niveles intermedios de bonus muy originales. Un misterioso personaje enmascarado nos ofrecerá un juego al más puro estilo de los trileros de las Ramblas de Barcelona. Cogerá seis latas de cerveza, de las cuales sacudirá cinco y luego las mezclará. Si acertamos con la lata que no nos pone perdidos de cerveza, conseguiremos puntuación extra.
Tal y como estaréis comprobando, el argumento de Tapper era realmente original y más si tenemos en cuenta que nos encontramos en los albores de los videojuegos. Además, no solo es original, sino que además es tremendamente divertido, muy al estilo de los minijuegos que podemos ver en títulos más actuales.
Los gráficos de Tapper hacen gala de un gran sentido del humor. Aparte de mostrar unos diseños caricaturescos, al finalizar cada nivel se producía un pequeño sketch en el que nuestro protagonista tenía todo tipo de accidentes al intentar hacer malabarismos con las jarras vacías. Por otro lado, es de destacar el gran colorido con el que cuentan todos los elementos del juego, lo que convierte a Tapper en un título atractivo visualmente. Aunque en los ochenta se hacía la vista gorda a muchas cosas, quizá Estados Unidos no es el mejor sitio para ello y aunque para un bar eso de jugar con cerveza pudiera estar bien, el juego no resultaba muy apropiado para salones recreativos u otros lugares que frecuentaran niños. Debido a esto, Bally Midway lanzó una versión alternativa donde se eliminaba toda mención a la Budweiser y se suponía que lo que se servía era cerveza de raíz, donde el alcohol brilla por su ausencia. Tanto es así, que hasta se cambió el aspecto del protagonista para que tuviera un aspecto más acorde a un vendedor de refrescos. Un caso parecido ocurrió con las diversas versiones domésticas que se lanzaron, donde la bebida protagonista pasaba a ser el refresco Mountain Dew.
Como no podía ser de otra manera, Tapper pasó a la memoria de todos y a la historia de los videojuegos como un título de culto y son diversas las referencias que se le han hecho posteriormente. De ellas, la más reciente es su aparición en la película Rompe Ralph de Disney, donde nuestro camarero se dedicaba a escuchar los problemas del protagonista. La influencia no se queda en un elemento cultural, sino que son numerosos los videojuegos de habilidad que se basan en su sistema de juego y aún se siguen lanzando nuevas revisiones para las distintas plataformas actuales, en especial en dispositivos móviles.
Este artículo es EPIC.
Me alegro de que te guste, Rafa.
¿Hay cerveceros en Videoshock? Panda de borrachos.
Gran artículo señor.
Dice la leyenda que hay varios cerveceros, con afición a los monumentos granadinos