Si bien hoy en día cuando se habla del resurgimiento del género de las aventuras gráficas de inmediato pensamos en Telltale, en Daedalic, o Wadjet Eye Games, y en algunas empresas y personajes reconocidos de la industria, no es tan común que nos vengan al recuerdo aquellos que pasan de puntillas quizá por no tener a alguien que les haga tanto bombo. Aquí tenemos The Cat Lady, que siendo un juego indie sin muchas pretensiones y poco presupuesto logra la digna inmersión de otros juegos tan aclamados por las críticas como The Walking Dead, demostrando que no hace falta grandes inversiones de dinero para conseguir atraer a los consumidores de una aventura gráfica.
Desarrollado por Harvester Games y Screen7, nos encontramos con un juego del género comentado, en la que nuestra protagonista, llamada Susan Ashworth, es una mujer cuarentona, sin recursos, deprimida y sin aspiraciones en la vida, con gatos como únicos amigos, en el que un día como otro cualquiera decide acabar con su existencia. Pero cuán es su frustración y sorpresa cuando, además de no morir y aparecer en un mundo etéreo entre la vida y la muerte, se encuentra con un ser misterioso con apariencia de anciana que se llama a sí misma “La reina de los gusanos” la cual le brinda la inmortalidad –regalo envenenado para nuestra heroína cuyo único ahínco es dejar de vivir y sufrir– salvo que cumple con sus deseos: encontrar a cinco parásitos, personas sin moralidad que dañan y matan por placer, disfrutando del dolor, sufrimiento y muerte ajenas, que están corroyendo el mundo; encontrarlos y matarlos.
Susan, que estaba obcecada en su decisión de morir, se ve forzada a tomar cartas en el asunto y, cuando vuelve al mundo real, se verá envuelta en una vorágine que nos desvelará el pasado de la protagonista, escenas enloquecedoras de su mente maltrecha, encuentros con otros personajes que harán que Susan reconsidere sus conceptos de autoestima, de amistad, moral, de vida y de muerte; y, sobre todo, encuentros con los parásitos y sus horrores. Una historia sobre la superación y la vida, en la que logramos adentrarnos en la mente de una persona depresiva y su perspectiva del mundo por ello, en el que mientras unas personas lo perciben fácil, para otras es un suplicio el seguir, un testimonio de cómo incluso ante los peores momentos siempre puedes encontrar a alguien y que, ante todo, no estamos solos y siempre se puede seguir adelante. Todo esto realzado con los magníficos diálogos hablados que le dan una profundidad y carácter muy marcado a todos los personajes, expresando su ira, apatía y tristeza, entre otros sentimientos. Si a esto añadimos unos cuantos elementos de terror que nos arrancarán algún que otro susto si no somos adeptos al género, acabamos obteniendo una historia muy sobresaliente en la cual es un auténtico gozo adentrarse.
Para un argumento así, la ambientación resulta esencial; y claramente está conseguida con los tonos grisáceos que empañan absolutamente todo recordándonos siempre lo lúgubre y podrido que resulta el mundo para Susan. Cuenta con una estética semirrealista tanto para los escenarios como para los personajes, sin embargo, no es tan lograda con estos últimos dado que alguna que otra vez los veremos difuminados sin ningún motivo aparente y estos darán algún que otro movimiento espasmódico al moverse por mapas con mayor carga que otros. Añadimos la banda sonora que, siendo muy modesta, encaja perfectamente en cada escena tanto si es para ponernos nerviosos como si es para causar el efecto contrario, un efecto de calma y sosiego. Y es que las melodías están lo suficientemente bien logradas como para querer escucharlas más de una vez, destacando como ninguna la canción final del juego, con acordes vocales incluso.
No obstante, se podría decir que a pesar de ser una historia con un emotivo significado, casi todo el juego se basa en las conversaciones y monólogos de Susan hasta el punto que, en ocasiones, llega a ser tedioso de leer y provoca que se trate más de una novela visual que de una aventura. Esto se incrementa si añadimos que, al centrarse completamente en contar la historia, los puzles y las investigaciones llegan a ser desdeñables de lo fáciles que pueden resultar para cualquier jugador.
Así es The Cat Lady, una aventura gráfica indie que a pesar de tener algún que otro fallo en su mecánica, algún fallo gráfico, contar con muy poca dificultad para el jugador –rozando los límites que separan las aventuras de las novelas visuales–, supera ampliamente las expectativas y sobradamente los principios con los que se mueven las aventuras gráficas de hoy en día tales como una historia atrayente, una narración fluida y atractiva, la empatía del jugador con el protagonista y su inmersión en el juego.