Hace algunas semanas poníamos sobre la mesa la eterna discusión sobre el origen de los survival horror y dejamos bien claro que fue mucho antes de la llegada de la conocidísima saga Resident Evil. Está claro, si eres un «consolero exclusivo» podrías caer en la tentación de decir que la serie de Capcom fue el primer título destacado del género pero, como también dijimos, estarías muy equivocado. En el siempre curioso mundo de los ordenadores personales llegaría en 1992 un título que sería un punto de inflexión en el mundo de los videojuegos de PC tanto a nivel de jugabilidad como en aspectos técnicos: Alone in the Dark.

Sería la compañía francesa Infogrames la que nos traería este clásico de los juegos de terror en el que no se iba a limitar a poner monstruos por doquier y programar un par de sustos. Alone in the Dark tiene por detrás un trabajo de documentación brutal: un estudio profundo de la obra de H.P. Lovecraft y de Edgar Allan Poe para conseguir un videojuego que evoque sus relatos. Es por esto que la mansión donde se desarrolla la aventura está claramente inspirada en La Caída de la Casa Usher de Poe y no es extraño encontrar varios libros donde leer pasajes de textos de Lovecraft como el Necronomicón.

La historia nos lleva a la Luisiana de 1924. El pintor Jermy Hartwood, dueño de una vieja mansión llamada Derceto, se ha suicidado. Sorprendentemente, el caso es archivado por la policía, ya que todos los dueños de dicha mansión siempre han muerto en extrañas circunstancias y no quieren alarmar a la población. En este punto elegiremos a nuestro protagonista de entre dos posibilidades que difieren únicamente en los motivos que nos van a llevar a entrar en la casa. Por un lado tendremos a Edward Carnby, un detective privado que es contratado por una tienda de antigüedades para que busque un valioso piano en la casa; por otro, podremos elegir a Emily Hartwood, sobrina del pintor que no se encuentra satisfecha con la explicación de la policía y decide investigar el suicidio por su cuenta.

Independientemente del personaje que se escoja, el desarrollo de la aventura es el mismo. Nuestro protagonista subirá al desván y allí encontrará una carta del pintor donde indica que está sintiendo cómo criaturas horribles van a venir a por él. No tardaremos en darnos cuenta en que sus temores no son infundados y nuestro objetivo pasará a ser el de conseguir huir de la mansión. Esto no va a ser tarea fácil porque toda la casa está encantada y si atravesamos la puerta principal solo nos espera la muerte. No nos quedará más remedio que descubrir el misterio que asola la mansión para poder descubrir la única manera de escapar de allí con vida.

Alone in the Dark es una videoaventura en un entorno tridimensional con un estilo de juego que se popularizaría en la época, en buena parte, gracias al éxito del juego de Infogrames. Nuestro personaje en principio andará normalmente, pero podremos cambiar su acción o estado a lucha, búsqueda, abrir, cerrar o empujar, pasando a realizar la acción indicada. Este sistema sonará muy familiar para los amantes de la saga Little Big Adventure, lo cual no es de extrañar ya que parte del equipo de Alone in the Dark dejaría Infogrames para fundar Adeline. A partir de ahí, el juego pasa a ser una exploración minuciosa de cada rincón de la casa en busca de pistas que nos lleven a resolver el misterio.

La dificultad de Alone in the Dark es extremadamente alta ya que si no hacemos las acciones correctas en el momento oportuno, lo más seguro es que a los cinco segundos hayamos sido atacados por una de las horribles criaturas que habitan en la mansión. Es por esto que es de una necesidad vital el ir guardando la partida a cada paso ya que en caso contrario la imagen de nuestro protagonista muerto nos acompañará en más de una ocasión.

Más allá de lo apasionante de su argumento, lo que más llamó la atención a unos usuarios de PC acostumbrados a gráficos en 2D, fue el increíble despliegue gráfico que tenía Alone in the Dark. El juego mueve personajes en 3D sobre fondos prerrenderizados bidimensionales, pero lo realmente sorprendente es que esto funcionaba con bastante fluidez en cualquier PC, mucho antes de la llegada masiva de los equipos multimedia. Esta optimización de su motor gráfico es debida a que este fue un proyecto independiente en el que Infogrames había trabajado años atrás y que, simplemente, adaptó a las intenciones del juego.

El apartado sonoro no se queda atrás, con unos efectos de sonido terroríficos que ayudan a ambientar la angustia y el terror en la partida. Como añadido, las versiones en CD-Rom, incluían una banda sonora de Philippe Vachey que estaban en las pistas musicales del CD, por lo que podían escucharse en cualquier reproductor.

Como hemos indicado antes, buena parte del equipo se marchó a fundar Adeline y en gran medida fue por culpa del éxito de su criatura. Desde Infogrames querían que se realizaran más entregas, pero encauzadas hacia la acción, probablemente para dar el salto al mundo de las consolas. Los creadores de Alone in the Dark no estaban por la labor y ya no participaron en la segunda y tercera entrega que se lanzarían en los dos años posteriores. A partir de ahí, el buen nombre del juego cada vez ha sido más vilipendiado. En 2001, se publicó Alone in the Dark: The New Nightmare que parece más una entrega de Resident Evil que otra cosa. En 2005, Uwe Boll y Christian Slater se encargaron de manchar aún más el nombre de la saga con una película horrible y la última entrega que ha salido para XBox 360 y PlayStation 3 ha pasado sin pena ni gloria.

Pero siempre tendremos el original, un videojuego del que, si salvamos las distancias tecnológicas, podremos apreciar la frescura que trajo a las videoaventuras, algo anquilosadas en aquella época. Dentro de los survival horror también merece un puesto destacado, no como pionero, sino por ser uno de los representantes más «intelectuales» del extenso catálogo del subgénero.