La primera vez que oí hablar de este juego fue casi de broma. Ávido, como siempre, de ver proyectos nuevos, me enteré de alguna manera extraña de este anuncio de los húngaros Neocore Games, que se merecían un poco de atención tras haber realizado magníficos proyectos como los protagonizados por el rey Arturo y distribuidos por Paradox.
Pero las primeras impresiones al ver alguna imagen o tráiler eran similares a las de un juego de esos que aquí llamamos «placeres culpables«. De los que te pones a jugar y te lo pasas bien, a medias porque puede ser divertido, a medias porque puede ser ridículo.
Y en la pasada Gamescom, esta impresión no cambió demasiado. Al menos de comienzo. Lo jugué un ratejo, y sin parecer nada del otro mundo ofrecía situaciones ridículas y divertidas a la par. Mucha buena intención por parte de su PR, poca gente probándolo, y nada más que contar.
Pero desde entonces hasta ahora, es posiblemente el juego del que más notas de prensa y comunicados he recibido en todo este tiempo. Una verdadera avalancha de e-mails (puede que uno o dos al mes), lo que demuestra que su equipo de desarrollo, más allá del aspecto y las impresiones que recibimos de esa versión inacabada, tiene verdadera fe en sus posibilidades. Así que, cuando llegó, medio en serio medio en broma, me puse manos a la obra. Y pude comprobar que su equipo de desarrollo no iba demasiado desencaminado a la hora de creer que el juego puede ser un pequeño éxito. Algo que se puede comprobar nada más empezar el juego al ver que lo que parecía un título del montón se ha convertido en un digno rival de un gigante como Diablo III, al menos en su modo para un jugador.
Porque si bien The Incredible Adventures of Van Helsing cuenta con modo multijugador, a fecha de hoy es verdaderamente complicado jugarlo en condiciones (algo que dicen que se mejorará en el futuro, y hay que atestiguar que están trabajando en ello duramente a tenor de su ritmo de actualizaciones). Así que nos centraremos en su historia, basada en la figura del hijo de Van Helsing, tomándose como referencia la película de 2004 más que la figura de la novela original de Bram Stocker.
Así, nuestro personaje principal es un «cazador de monstruos» (y no un doctor especializado en enfermedades raras), que se ve acompañado por una fantasma de nombre Katarina (y a la postre, uno de los mejores elementos del juego). A lo largo de diferentes niveles Van Helsing y Katarina tienen que dar cuenta de todo tipo de energúmenos a base de armas de cuerpo a cuerpo, a distancia, o magias, con el mismo sistema que el famoso juego de Blizzard hicese famoso: con un botón del ratón nos movemos a una posición, con otro atacamos con furia, mientras que con el teclado usamos pociones, hechizos o abrimos nuestro inventario.
Además, Katarina nos ayudará como si le fuera la vida en ello, de manera que arreará, usará poderes, servirá un inventario extra, y la podremos equipar (y subir de niveles) como si fuera una extensión del protagonista. Y lo mejor de todo, a mi modo de ver, mantendrá unas conversaciones con el protagonista realmente divertidas y entretenidas.
El argumento realmente no es el más trabajado de la historia del videojuego, y en realidad el planteamiento se queda en que Van Helsing se dirige a Borgovia para atender una llamada de socorro cuando unos malvados bandidos asaltan su convoy, así que se pone a investigar y descubre un complot mucho más complicado lleno de monstruos hasta la bandera. Pero a pesar de ello tiene momentos realmente entretenidos donde no sólo hay situaciones muy graciosas, sino que aparecen también parodias de distintas obras que ya pertenecen al imaginario colectivo. Algunas de las referencias quedan mejor que otras pero sin duda alguna en Neocore Games han dado rienda suelta al aficionado que hay en ellos haciendo esta obra.
Por todo lo demás, The Incredible Adventures of Van Helsing es un con muchos (muchísimos) enemigos, muchos disparos, muchas leches, muchas magias. Sajar, golpear y disparar hasta conseguir superar su reto. Así que si eres de los que les gusta este tipo de juegos aquí tienes uno notable, uno que curiosamente carece, por una razón u otra, de dos de los elementos más característicos: las fases generadas aleatoriamente y el multijugador (tal como va es como si no estuviese).
Para el que escribe, lo de que las fases no se generen aleatoriamente supone casi un soplo de aire fresco. Así, si dejas un lugar sin enemigos, si te toca volver a pasar por allí por la razón que sea, no tienes que volver a pegarte con nadie y la verdad es que el diseño de niveles no lo veo mal ni mucho menos. Pero a los aficionados de los derivados de Diablo parece gustarles esta característica. También aporta un momento «pseudo Tower Defense» cuando toca defender su guarida, pero es más una curiosidad que otra cosa.
En resumen, para el que os escribe es un juego muy digno. Técnicamente bien realizado, divertido, y además barato. Si no tenéis un listado inmenso de juegos a los que darles caña, es una buena opción.