Cada año, se conmemora en España una de las efemérides más destacadas de su historia reciente: el fallido intento de golpe de estado del 23 de Febrero de 1981. Este hecho que, con la distancia que dan estos más de treinta años aún tiene relevancia, al poco de suceder fue tratado dentro del mundo del videojuego con una frivolidad extraordinaria.
Imaginaros por un momento que al poco de los sucesos del 11-S se lanzara un videojuego parodiando el hecho y que no se tratara de un trabajo amateur, sino de un videojuego comercial lanzado al mercado. O un videojuego actual basado en los escraches.
Pero como en muchas cosas Spain is different y al poco del intento de rebelión de Antonio Tejero, Scanner Software, con la distribución de Software Center, lanzaría El Golpe. La portada ya era una seria declaración de intenciones, con un clon de Pac-Man, ataviado como un número de la Guardia Civil y con un majestuoso bigote, irrumpiendo en pleno Congreso de los Diputados, El objetivo del videojuego está muy claro, llevar al éxito el ataque golpista que fracasó en la realidad. Increíble pero cierto. Evidentemente, los programadores quisieron curarse en salud y antes de iniciar la partida, se puede observar un mensaje que indica el carácter paródico del título.
‘El Golpe’ no pretende ser más que un pastiempo, un juego. No quiera ver en él intencionalidad política, pues no la hay.
Vayan por delante el más fervoroso respeto por la Constitución, los organismos del Estado, y la Corona. Así como para todos los personajes representados en el juego.
El Golpe se divide en cinco niveles, en los cuales hay que conseguir capturar a cada uno de los diputados más carismáticos de la época: Felipe González, Manuel Fraga, Santiago Carrillo y Adolfo Suárez. El primer nivel es la «Entrada al Congreso», en el que entramos en un escenario laberíntico, donde tenemos que evitar ser apresados por los guardias del Congreso. El nivel dos, «Que no se mueva nadie», hay que capturar a Felipe González que huye entre los escaños, protegidos por compuertas mortales. En el tercer nivel, «Se sienten c…», hay que dar con Santiago Carrillo que se ha encerrado en una habitación, para lo que hay que recolectar tres llaves de colores entre paredes móviles asesinas. La cuarta fase titulada «Todo el mundo al suelo» es muy similar a la tercera, pero con Manuel Fraga de protagonista. El último nivel, «Aquí mando yo», nos dejará a Adolfo Suárez como último objetivo a atrapar.
Técnicamente el juego es infame y la jugabilidad brilla por su ausencia. El Golpe se encuentra programado en su totalidad en BASIC, lo cual no debe ser algo necesariamente negativo, pero si no se tienen en cuenta sus limitaciones a la hora de la implementación, puede suponer una experiencia totalmente injugable. Para empezar, el videojuego parece estar hecho a prisa y corriendo, con detalles que no pasarían el mínimo testeo de la beta, como el hecho de que las teclas de control solo funcionen si tienen el bloqueo de mayúsculas activado.
El juego se mueve con una lentitud desesperante y tiene un parpadeo constante en las regeneraciones de los elementos móviles. A esto se une un patrón de ataque de los enemigos de primer nivel que se limita a imitar los movimientos de nuestro personaje, por lo que bastará con dejarlos atrapados en una esquina para seguir adelante. Pero esto no lo convierten en un videojuego sencillo, ni muchísimo menos, ya que el parpadeo, la lenta respuesta de los controles y la falta de definición nos llevará a la muerte en demasiadas ocasiones. Los gráficos son lo mínimo que se despacha, destacando únicamente las caricaturas de los políticos y desaprovechando las posibilidades que ofrecía el ZX Spectrum dentro de sus limitaciones. Los efectos de sonoros se limitan a pitidos que producirán más dolor de cabeza que otra cosa.
En definitiva, El Golpe es un videojuego que no pasaría los más mínimos estándares de calidad que se le pueden pedir a un producto. Su lanzamiento se limita al aprovechamiento de la proximidad de los hechos reales y a la política del «todo vale» que reinó durante la década de los 80 entre las pequeñas compañías de software.
El golpe de estado fue el 23 de Febrero del 1981
Que ida de olla, tienes toda la razón del mundo, lo corrijo.
«Su lanzamiento se limita al aprovechamiento de la proximidad de los hechos reales y a la política del “todo vale” que reinó durante la década de los 80 entre las pequeñas compañías de software.»
Pues a mi me parece que esa tendencia ha vuelto xD.
Échale un vistazo a los patitos feos del Blog de The Punisher y alucina
Lo dice por el Ola K Ase, seguro xD