Cuando se habla del mítico programa de televisión estadounidense Saturday Night Live, uno de los espectáculos más recordados del mismo fue el desarrollado por John Belushi y Dan Aykroyd bajo el título de The Blues Brothers. De 1975 a 1979 los conocidos cómicos se enfundaban sus gafas de sol, su sombrero y su impecable traje para hacer todo un homenaje a la música negra de Estados Unidos, uniendo sketches humorísticos con la interpretación de los temas más míticos. Tal fue el éxito de esta intervención que la cosa no se quedó en la televisión y formaron una banda estable con la que llegaron a los estudios de grabación e incluso realizaron giras musicales. El punto álgido del éxito llegó con la película dirigida por John Landis en 1980 de título homónimo, un filme que en España tuvo la horrorosa traducción de Granujas a todo ritmo. La prematura muerte de Belushi en 1982 acabó con la mítica pareja, pero logró elevar a todo el espectáculo a la categoría de mito.
Las características propias del espectáculo de The Blues Brothers podrían hacer pensar que era dificilmente adaptable al mundo de videojuego y no fue hasta 1991 cuando tuvieron su primera incursión. El juego vino de la mano de la francesa Titus Software, que lo lanzó para PC, Commodore 64. Amstrad CPC, Atari ST, NES, Game Boy y Commodore Amiga.
The Blues Brothers se encuentra ligeramente inspirado por la trama de la película. Los hermanos Jake y Elwood, para variar, se han metido en líos por lo que tienen a la policía detrás de los talones, lo cual es un problema, sobre todo si tenemos en cuenta que deben que llegar a tiempo de realizar un concierto en directo. El juego es el clásico plataformas bidimensional de scroll horizontal, adaptado a las peculiaridades de los protagonistas. Inicialmente tenemos la posibilidad de elegir con cuál de los hermanos queremos jugar, incluyéndose la posibilidad de realizar una partidad de dos jugadores de modo cooperativo. En cada uno de los cinco niveles tenemos que buscar un elemento esencial para el concierto, como puede ser un micrófono o una guitarra, lo que nos permitirá pasar a la siguiente fase. Como si se tratara de las monedas de Super Mario Bros. o los anillos de Sonic the Hedgehog, nuestros protagonistas podrán ir recogiendo discos de vinilo cuya acumulación puede suponernos vidas extras.
El control de Jake y Elwood se basa en principio en su habilidad para correr y saltar. La exagerada inercia con la que cuenta el control del juego hace que sea algo difícil al inicio tener precisión en saltos y desplazamientos, dando la sensación de que nuestros protagonistas «resbalan» por el suelo como si hiciesen una especie de moonwalk. No obstante, la mecánica es lo bastante simple como para hacerse pronto con el mando. Nuestra principal forma de ataque será la de coger objetos y lanzarlos ante enemigos que son de lo más variopinto: policías, ancianas en carros de la compra, macarras, camareras armadas con la vajilla. Durante la aventura podremos utilizar objetos como globos, ascensores o paraguas para llegar a lugares de difícil acceso. De igual manera, podemos recoger símbolos de interrogación que pueden darnos algo tanto positivo como negativo para el buen fin de nuestra aventura.
Los gráficos, sin ser nada del otro mundo, están realizados con bastante sentido del humor y rescatan bien el espíritu del espectáculo cómico. Quizá adolecen de falta de profundidad y a veces es difícil saber qué es escenario y qué parte interactiva. Pero estos defectos se suplen de largo con un buen diseño de niveles, con puzles bien equilibrados que evitan que el juego sea un simple «ir hacia adelante» y que suponen un reto interesante para el jugador. El apartado artístico se completa con una banda sonora a ritmo de soul que da la guinda final a la ambientación.
Aunque el juego resulta muy divertido, es más que probable que si no hubiese contado con la franquicia de The Blues Brothers no hubiese llegado a destacar, pero lo cierto es que funcionó bastante bien, sobre todo en las versiones para ordenadores personales de 16 bits. Debido al éxito en 1993 Titus publicó The Blues Brothers: Jukebox Adventure, un título con gráficos más estilizados y que pese a ser, probablemente, un producto de mayor calidad no llego a funcionar tan bien como la primera entrega. De hecho, la serie permaneció estancada hasta la llegada de la adaptación de la nueva película, de título Blues Brothers 2000, para Nintendo 64 pero el resultado fue bastante mediocre en todos los sentidos.
Uno de mis mejores recuerdos de mi Amiga 500. Sobretodo por la música, cada pantalla contaba con una de las melodías más conocidas del dúo. Y muy divertido, la verdad.
Es cierto que la música es uno de los elementos que más ayudaba a la inmersión en el espíritu de The Blues Brothers.
No he llegado a jugarlo, pero me alegro de que no fuera una de esas horribles adaptaciones a un videojuego, sobre todo siendo The Blues Brothers una de mis películas favoritas 😀